Uver Henao es un pensionado del Club Campestre el Poblado. Lleva 8 años sin poder trabajar, pues tiene una desviación en la columna. Al mes recibe $1 millón, pero vive en su casa con sus papás campesinos de 83 y 77, que no tienen tensión, por lo que a veces al final del mes la plata no alcanza. Por eso en agosto tuvo que buscar al jefe de la banda criminal que manda en su barrio Villa Niza, en la comuna 2, para que le prestara $100,000. No tenía para pagar los servicios públicos de agua y gas.
Ese es el típico caso de un préstamo gota a gota, que es ilegal y por lo tanto solo dan los grupos ilegales. Esta práctica nació en Medellín, y hoy se usa en Brasil, México y hasta Chile. Los gota a gota, o paga diario, consisten en pagar la deuda cada día con un interés que va desde el 20 hasta el 50 por ciento. Uver tendría que pagar $150,000 pesos al final del mes por los $100,000 que recibió. Por eso cuando se enteró de Bancuadra, la iniciativa de la Alcaldía de Medellín para que los ciudadanos no tengan que depender de los delincuentes para pagar sus obligaciones diarias, acudió a los agentes que caminan por los barrios con un megáfono anunciando esta alternativa.
Bancuadra consiste en hacer pequeños préstamos, entre $200,000 y $1,800,000 a cualquier ciudadano que lo necesite. Solo tienen dos condiciones: que viva en Medellín y que sea mayor de edad. De resto nada importa, ni siquiera que esté reportado en Datacrédito o en las centrales de riesgo. Pero lo más innovador es que no haya posibilidad de embargo ni de sanciones en caso de que se incumpla con el pago, pues la iniciativa depende se basa en un concepto nada económico pero muy efectivo: la confianza. Cuando alguien aplica a un crédito, se le explica que tiene que crear una red de entre 5 y 19 conocidos, a los cuales se les prestará la misma cantidad de dinero.
Uver comenzó a hablar con los del barrio y cuando les explicó el proyecto, consiguió 17 otros vecinos del barrio Villa Niza. Todos necesitaban pequeños montos para pagar distintas cosas pendientes. Cuando Bancuadra comprobó que sí eran vecinos y que se conocían desde hace más de 10 años, le desembolsó la plata a cada uno. En su red hay tenderos y modistas, además del heladero del barrio de Villa Niza. Esa segunda semana de septiembre Uver recibió $200,000 y subió la loma donde estaba el hombre que le había prestado el gota a gota. En una sola entrega le puso los tres billetes de $50 mil en la mano. Ya no estaba a merced de la presión, que tantas veces puede terminar en la muerte, de los delincuentes.
Una de las señoras de su red, que prefiere evitar dar el nombre, se salvó dos veces que estuvieron los cobradores de las bandas criminales en su casa pidiéndole que pagara sus obligaciones. Como ella, que también logró pagar y borrar la deuda del gota a gota, 1,254 personas - divididos en 146 redes - se han beneficiado de los créditos de Bancuadra. El proyecto nació a comienzos del 2017 y compitió en el concurso de la Fundación Bloomberg. Eran 240 alcaldes del mundo proponiendo proyectos innovadores, y el que enviaba Federico Gutiérrez quedó de segundo. Le entregaron $3,000 millones de pesos, los que se sumaron a los $1,000 millones que la alcaldía había destinado, y así nacieron los primeros créditos en Colombia respaldados por la solidaridad comunal. La estructuración de toda la propuesta corrió por parte de la Secretaría de Desarrollo Económico - en cabeza de María Fernanda Galeano -, y Alejandro de Bedout, un joven con 27 años, organizó a todo el equipo que dio vida al proyecto.
Desde su nacimiento, Bancuadra solo ha tenido dos personas que no han podido pagar. Inmediatamente y sin mayores problemas sus redes de apoyo han respondido por casi la totalidad de esa deuda, pues hay un colchón que Alejandro de Bedout dejó organizado. De cada pago que hagan los medellinenses, el 5% será guardado como un ahorro para esa personas. Si por alguna circunstancia hay un problema con algún pago, de ahí comienzan a descontar para que la persona tenga un colchón de tiempo adecuado. La mayoría de personas que usan un gota a gota es porque nunca recibirían créditos de la banca tradicional bien sea por falta de respaldo o por estar reportados en Datacrédito, así que para que los beneficiados de Bancuadra puedan hacer ese ahorro, la Alcaldía de Medellín tiene las cuentas registradas a su nombre y cada persona que ponga ese 5% se vuelve de alguna manera accionista de ese ahorro comunal.
Uver Henao está terminando de pagar su préstamo en dos cuotas de $50 mil. La primer semana de diciembre él y todo su grupo de vecinos quedarán a paz con Bancuadra, lo que les permitirá ganar puntos de confianza dentro de la entidad, lo que les permite luego tener préstamos más grandes. Uver ya sabe que quiere hacer con su segundo crédito: el baño de su casa está todavía en obra gris, y lo terminará de pulir ahora que no tiene que depender de los grupos ilegales para poder conseguir un préstamo.