Soy antitaurina y me gustó ver la plaza llena

Soy antitaurina y me gustó ver la plaza llena

El domingo 15 de octubre de 2017 fui a la Plaza de Toros de Manizales a un evento taurino. Las demás veces ha sido a conciertos que he disfrutado

Por: Natalia Velásquez C.
octubre 18, 2017
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Soy antitaurina y me gustó ver la plaza llena

Solo vi tres toros de los seis que mataron. Azteca (462 kg) fue el cuarto de la tarde, recién estando en la arena se dobló varias veces, la gente pidió cambio, pero al final salió ensangrentado y arrastrado por caballos como los demás; Nubarrón (448 kg), el quinto, hermoso, imponente y fuerte, de entrada tumbó con los cachos las tablas de la barrera junto a uno de los burladeros, casi se mete al callejón (les dio un buen susto), pero eso no importa, su suerte fue la misma de Azteca; Navideño (442 kg) fue el último, no quise ver el final porque ya me había dolido mucho el alma con los otros dos. Qué nivel tan alto de insensibilidad para poder celebrar y divertirse con el sufrimiento de otro ser. Y no fue masoquismo, sino que tratando de entender en profundidad lo que pasa alrededor de esta práctica que le dicen “tradición”, alguna vez entré hasta los toriles, que es el lugar donde están encerrados los toros antes de salir al ruedo.

Entonces yendo más allá del debate técnico que ya ambas partes conocemos (los que están a favor y los que no lo estamos), me encuentro con una plaza llena, pero no solo de aficionados, habían muchísimas personas que se notaba a simple vista y en sus comentarios que no sabían muy bien en lo que estaban, de esos que van a cualquier evento porque le regalaron la boleta, esa cultura de: gratis hasta un puño; eso es bueno, les toca seguir regalando entradas para llenar; pero lo que más me gustó fue que antes de entrar a la plaza (a eso de las 5) estaba saliendo gente, entre ellas una familia con un niño y una niña. Me acerqué y les pregunté por qué se iban, la mamá respondió: "Los niños ya estaban aburridos y estaba haciendo mucho calor en ese lado". A la vez, otro niño de unos 11 años salía llorando y para no hacer suposiciones le pregunté el por qué, solo dijo: "El toro". Eso quiere decir que vamos por buen camino hacia la abolición, bien sea porque se apruebe el proyecto de Ley 271 o porque ya no tenga cómo sostenerse por no tener seguidores.

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Estando adentro me senté en varios lugares de la plaza a mirar las actitudes de la “especie superior y pensante”. Se evidenciaban otras escenas preocupantes, aparte del maltrato animal. Lo primero, niños acompañados de adultos consumiendo licor; niños replicando conductas agresivas de adultos como gritos: ¡mátelo pues!; adultos con complejos de superioridad haciendo comentarios discriminatorios respecto a personas que no eran de su clase social; robos dentro de la plaza, lo digo porque al día siguiente hablé con una familiar que asistió y le sacaron el celular del bolso (sí, tengo familia y amigos taurinos) y se supone que los que van a toros son gente de bien, ¡ah! pero como se regalaron boletas hasta en las esquinas.

Siento mucho tenerlos que enfrentar a la realidad, por más que defiendan su “tradición” (contra la cual lucho respetuosa y pacíficamente, promoviendo y educando a la comunidad para que no sea partícipe de ninguna forma de violencia, no solo la tauromaquia), que tengan derecho a marchar y manifestarse por ella como lo hicieron en el Paseíllo de la Libertad, no deja de ser una “cultura” que promueve y contribuye a la naturalización de la violencia, educa a la nueva generación con antivalores como la no compasión, la insensibilidad, el irrespeto a la vida y en la superficialidad (poder, dinero, ego) y que por último, no aporta nada a la humanidad.

En conclusión, como comenté en una foto de Caracol Radio, una plaza llena por una "tradición" (no autóctona) no representa a una ciudad, ni a una región y menos a un país. La paz se logra cuando mis intereses y gustos no pasan por encima del bienestar o la vida misma de otro ser vivo. El ser humano debe ser sensible, espiritual, consciente y compasivo con todo lo que lo rodea... sus semejantes, los animales y el medio ambiente.

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