A inicio de año surgió a la luz un estudio realizado por científicos de la Universidad de Yale (EE.UU.) en el que demostraban que aquellos que leen con asiduidad llegan a vivir hasta dos años más que los que olvidan los libros. Un estudio tonto para gente tonta, no por ese empeño estúpido en buscarle a la lectura un sentido práctico, también porque si uno se empeña encontrará otro estudio según el cual las personas que más leen son también las que más beben alcohol, de modo que los años que ganan por un lado los pierden por el otro. Asimismo, suicidarse a base de no leer debe de ser muy difícil. Sabemos de personas que leen con una pasión tal que de vez en cuando han de dejar el libro a un lado y tomarse un traguito para tranquilizarse, pero no vemos a nadie capaz de no leer con semejante ímpetu. En efecto, en TransMilenio son más los que se pasan de estación por leer que por no leer. Me gusta pensar eso.
Por otra parte, qué entendemos por no-lector. El no-lector es inevitablemente el lector, pues solo él es capaz de echar de menos la lectura cuando no está leyendo. Entonces, si solo se puede ser no-lector siendo lector, la misma persona que vive más por leer es la que muere antes por no hacerlo. No sé si me estoy haciendo entender, pero cuando un estudio es impreciso conviene poner todas sus argumentaciones al descubierto, para que dejen de engañarnos. Créanme, yo he leído el dichoso estudio y en ninguna parte se dice que hayan utilizado el método “doble ciego”. Para los que no saben, el método doble ciego es una herramienta que se usa para prevenir que los resultados de una investigación puedan estar influidos por el efecto placebo o por el sesgo del observador. Significa que para alcanzar la conclusión citada más arriba, parte de los individuos sujetos a la investigación deberían haber recibido una lectura que no fuese lectura, lo cual es imposible, pues hasta el manual que viene en las cajas con los celulares es una lectura. Cuanto más tontos somos, más inteligentes nos creemos.
Aquí les dejo el estudio: Las personas que leen libros viven hasta dos años más, según un estudio