No puede ser que la gente no le eche la culpa al flojo partido de James, quien anoche evidenció por qué lo sacaron del Real Madrid, un pecho frío trotoncito que no convence a nadie. No puede ser que no hablen de la horrible noche de Sánchez o del insoportable egoísmo de Cuadrado. No, todos los dedos señalaron a David Ospina solo por cometer un error en dos minutos. Y sí, fue solo uno porque el segundo gol no es culpa de él, si lo que hizo fue atajar el primer remate cuando todo el equipo se quedó quieto viendo cómo los paraguayos caminaban tranquilos hacia la portería colombiana. Ese error borró todas las atajadas que nos pusieron quintos en un mundial. Somos malagradecidos, qué terrible que es el oficio del arquero.
James, en cambio, sigue viviendo de la renta de los seis goles del mundial. Se fue al Madrid y lo hizo bien, pero lo sentaron por egocéntrico, por aprenderle las mañanas a Ronaldo que es intocable en la casa blanca. James creyó que podría hacer lo mismo y eso lo llevó directo al banco. Ahora, en la selección, mostró el desdén de la estrella de fútbol que prefiere los millones antes que sudarla en la cancha. James se convirtió en un pecho frío porque anda más preocupado por salir en pantalla y figurar como la estrella que empujar al equipo para que no decaiga ante la falta de ideas. Y es que en esta eliminatoria James solo ha hecho tres goles, el último de penal contra Bolivia. La gente solo quiere ver lo que le interesa, e ignora la realidad del diez colombiano: se le subió el estrellato a la cabeza y su rendimiento está dejando de ser el de antes.
Y ni qué hablar sobre el rendimiento de Cuadrado. Una gambeta por aquí y otra por allá, volviéndose fastidioso, egocéntrico, y sobre todo, una entrega del balón al rival. Cuadrado es un buen jugador como lo son la mayoría en la selección, pero no nos engañemos, no merece ser titular porque no se lo ha ganado, no ha rendido como debería, a pesar de tener tantos minutos encima con la Juventus.
En cambio, Ospina que es suplente en el Arsenal desde que llegó ha mantenido su nivel como un portero de reflejos impecables. Su seguridad le costó caro en este partido por un descuido: en vez de salir a puñetear el balón quiso agarrarlo porque sabía que podía hacerlo, pero se encontró con los centrales y entre los tres se armaron un chicharrón tremendo. Sin embargo, Ospina siempre es la estrella de la cancha, el jugador clave en los partidos de la selección, es imbatible, porque siempre saca las imposibles y hace que las derrotas no sean tan estrepitosas o nos da las victorias. Si Colombia hace un gol en un partido, Ospina saca 5 o 6 que nos sentenciarían al lugar que tiene Venezuela en la tabla.
Ospina, el héroe de Colombia, merece el apoyo que injustamente se le está dando a James en esta fecha final de las eliminatorias.