A pesar de todas las dificultades impuestas por diferentes élites políticas en los días 28 y 29 de septiembre de este año (2017), se llevó a cabo el Congreso del Partido Liberal. Como era de esperarse (por los problemas legales que atravesó el partido) hubo fuertes roces y enfrentamientos entre los mismos copartidarios, claro está que nada sacado del marco del respeto. La política es un tema que siempre traerá consigo debate, discusiones, discursos y votaciones; todo eso fue lo que se vivió en el VII Congreso Liberal.
Uno de los fines principales de este Congreso fue la elección del director único del Partido, César Gaviria, el cual fue aclamado a una sola voz por los asistentes al evento. De igual manera, se dio el espacio para que los precandidatos presidenciales hicieran su respectivo discurso. Luis Fernando Velasco, Edinson Delgado y Humberto de la Calle hicieron sus intervenciones siempre recalcando la importancia de tener fuerte el ideal Liberal que tanto se ha perdido y criticando fuertemente a los políticos que se hacen llamar liberales, pero se dedican a generar clientelismo para llegar al poder.
Por su parte Juan Fernando Cristo se refirió a lo largo de su discurso a hablar de los 10 mandamientos que regirán su campaña. Estos parecieran ser una copia de los 10 mandamientos otorgados por Dios a Moisés en el Monte Sinaí. ¿De cuándo acá un ser humano puede igualarse con las ordenanzas de Dios?
Si la idea es adaptar los mandamientos de Dios por tener, por casualidad y no por mérito, el nombre Cristo es algo absurdo. Primero, si se va a usar el nombre de Dios humano (Jesucristo) sería propicio tener una vida más o menos similar a la de Él. Por lo menos ayudar a la comunidad. Y es ahí donde está el problema de Juan Fernando Cristo a quien solo se le puede atribuir una Reforma Tributaria que perjudicó, en gran medida, a la sociedad, pero sí favoreció a grandes empresas; quizás ya pensaba en la campaña presidencial, quizás no. Además, gracias a esta Reforma se incrementó el IVA en 3 puntos porcentuales, el impuesto predial, el impuesto de vehículos, entre otras cosas. Eso no es trabajar por una sociedad, más bien es perjudicarla.
También fue el encargado de gestionar e impulsar la reforma política, la cual buscaba favorecer los intereses de los políticos, quizás pensando en la campaña presidencial, quizás no. Es decir, la sociedad fue dejada de lado nuevamente. Los intereses personales prevalecieron sobre los intereses comunes.
En conclusión, Juan Fernando Cristo se encargó de favorecer a grandes empresarios con la reforma tributaria. También buscó favorecer a los congresistas con la impulsión de la reforma política, pues como manifestó Armando Benedetti en una entrevista para la Revista Semana "la reforma política parece hecha para los intereses de los congresista". Todo lo contrario de Cristo, el de la cruz, quien abogó y se preocupó por la comunidad.
Ahora bien, si se quiere remontar a las épocas bíblicas es válido recordar que fue un César quien ordenó la crucifixión de Cristo, el de la cruz. Como las épocas cambian y los nombres también, habrá que tener cuidado pues quizás un César moderno (Liberal) sea el encargado de crucificar a un Cristo, el mundano.