El 26 de septiembre 2016 en El Tiempo encontramos. “Está claro que sin la violencia de esta guerrilla, el Estado podrá volcar sus esfuerzos de seguridad en el combate al Eln y a las organizaciones de narcotráfico, que ya intentan rodear los espacios que dejarán las Farc en rutas del narcotráfico del Pacífico y el nororiente colombianos”.
Lo que ignoraba El Tiempo era que en los planes y estrategias de estos bandidos estaba el intercambiar brazaletes y Timochenko y su camarilla darían la disculpa perfecta de que varios frentes y muchos de los criminales acogidos al proceso lo rechazaban y volvían a sus andanzas, porque el gobierno no les cumplía.
Hasta la firma de la terminación del conflicto, este grupo narcoterrorista había asesinado a 413 civiles, 25 campesinos, 92 militares, 41 policías, 13 indígenas. Al final, un total de 780 muertos y más de 4000 mutilados por minas. Sin embargo, nada ha cambiado todo sigue igual.
En medio de la confusión, la incertidumbre y el caos que vive nuestra adolorida patria por la corrupción de los estamentos de la nación, por la múltiples mentiras del presidente Santos y Timochenko, por el aval de los políticos enmermelados seguimos escépticos y empecinados, ya no nos hacemos falsas ilusiones con la farsa de paz, tan cacareada, porque tan solo ha venido como premio Nobel. La violencia y los crímenes siguen más vigentes que nunca. Las Farc y el ELN se han asociado para confundir al gobierno y entre ambos lograr todas sus metas y propósitos.
No entendemos cómo existen grupos de narcoterroristas que se enriquecen superlativamente con la venia y el beneplácito del gobierno, y quieren imponer a la fuerza del crimen su voluntad y su doctrina socialistaunos. Ellos saben que no importan los delitos y las violaciones al derecho humanitario, que de todas formas obtendrán el perdón y quedarán impunes y blindados por la JEP, su mayor logro.
¿Cómo olvidar las palabras del presidente Santos del 15 junio de 2017?
"No habrá un muerto más por cuenta del conflicto armado con las Farc".
"Les puedo decir que me siento feliz porque logramos, con un acuerdo realista y serio con el país, cerrar para siempre esa fábrica de víctimas que fue el conflicto con las Farc".
"El sol de la paz, brille por fin en el cielo de Colombia y que su luz ilumine al mundo entero”.
El irenismo y el eclecticismo del Dr. Santos lo llevan por rumbos equivocados con grave perjuicio de la nación y del pueblo colombiano. Quien perdona un crimen a un hombre induce a muchos a cometerlo.
En el mundo entero brilló el premio Nobel de la Paz, pero en nuestra querida patria, el cielo desde entonces ha mantenido nubes negras que anuncian terribles tormentas, rayos de venganza, centellas de persecución, desastres en lo político, económico y en la justicia, un caos en la salud y la seguridad.
El presidente Santos envía su mensaje de condolencia a Estados Unidos por los muertos en las Vegas, pero no envía mensaje a los familiares de los policías asesinados el 30 de septiembre en el sector conocido como El Caraqueño de Miranda (Cauca): el teniente Wilfredo Madrigal y los patrulleros Juan Gabriel Narváez y Carlos Alfredo Lara. Tampoco, a la familia del comandante de la estación de Policía en Valencia Córdoba: Antonio José Salgado Muñoz.
El gobierno solo tiene cabeza para congraciarse con los narcoterroristas de las Farc y el ELN. No obstante, el pueblo dijo no hace un año y de una u otra forma hará valer su decisión. Vox populi, vox dei.
