Pensábamos que era una broma, pero mirando la cuenta en Twitter del exalcalde nos encontramos con la verdad: Gustavo Petro estaba dando casquillo desde Barcelona, apoyando de manera vehemente la separación de Cataluña de España. Así que ya entrados en gastos con este amigo de la escisión en los países, no se nos haga raro que como primer punto de su programa de gobierno plantee la balcanización de Colombia, comenzando por la Costa Atlántica, siguiendo por Antioquia y así sucesivamente.
Como se dice coloquialmente, tiene que estar “con todos los juguetes” el exalcalde, amigo del separatismo en diferentes partes del mundo. De la misma manera que viajó a Cataluña para respaldar un referendo espurio, debería ir al Tíbet en China y apoyar la independencia de esa nación anexada por el gobierno comunista chino en 1951, ello para ser coherente con su actitud “internacionalista” en España.
Sin embargo, la cosa no se debe de quedar ahí. Gustavo Petro debería ir a Chechenia a respaldar a esa nación para que se separe de Rusia, además tendría que apoyar la ablación del Kurdistán que involucra a Iraq, Siria, Turquía e Irán. Tiene una buena oportunidad para viajar hasta allá y mostrar sus inclinaciones separatistas. Cerrando con broche de oro, debería ir sin ningún reato a respaldar la desvinculación del estado Zulia en Venezuela, claro que para el último caso su signo ideológico de pronto no se lo permite.
El oportunismo del señor Petro con respecto a Cataluña es lamentable, porque si esa región autonómica de España busca su separación, podría ser ejemplo para otras partes del mundo que ya mencionamos. No puede tener diferentes raseros cuando se trata de regímenes comunistas como el caso del Tíbet en China y gobiernos autoritarios como Putin en Rusia, en lo referente a Chechenia. No obstante, no se pude olvidar que los gobiernos marxistas-leninistas a sangre y fuego han mantenido la unidad nacional cuando hay intentos de escisión.
Al dictador Comunista Nicolás Maduro también se le debería preguntar ¿si está de acuerdo con la desmembración de Venezuela, ya que apoya la separación de Cataluña? Ahí si es como hablar de la soga en la casa del ahorcado, porque el cinismo de estos marxistas no tiene límite, pues hablan de la autodeterminación de los pueblos cuando les conviene, de resto mutis por el foro.
Parece un chiste que el exalcalde Gustavo Petro mencione en su cuenta de Twitter la autogestión ciudadana. ¡Vaya! ¿De veras? Que una persona desaforada por estar en la burocracia del Estado salga con esto es para risas, cuando la autogestión libre y creativa es la antítesis del estatismo burocrático y embrutecedor. Sería imposible que Petro se conviertiera de la noche a la mañana en libertario, pues su afán por el poder político es incalculable...
La autogestión fue una propuesta de los libertarios en el siglo XlX, quienes repudiaron ideológicamente al señor Karl Marx, padre del comunismo totalitario. También se dice que los libertarios seguían las enseñanzas del cristianismo primitivo, el cual no buscaba el poder político, pues era la fuente de las desgracias y sufrimientos de la humanidad. Entonces, en la autogestión las personas prácticamente no necesitan del Estado, por ello es paradójico que Petro hable de autogestión, cuando sus ambiciones políticas demuestran lo contrario.
La prosapia marxista del exalcalde no le permite ni ser libertario, ni hablar de autogestión, ya que para ello en lugar de estar apoyando escisiones en otras naciones, debería renunciar a su avidez absolutista y buscar la manera de cómo el Estado tenga menos cargas en contra de los ciudadanos. Sin embargo, es imposible, ya que sigue la máxima comunista sesgada e irreflexiva de: “apoyar todo lo que el enemigo combate y combatir lo que el enemigo apoya”. Por eso, su presencia en Barcelona el pasado domingo primero de octubre, defendiendo una causa que poco o nada le interesa al común de los colombianos, le sirve de revanchismo a Petro para ofender a sus adversarios políticos.