Colombia, hermosa por sus paisajes, querida por su gente, deseada por sus recursos y sus riquezas naturales... lástima que sea uno de los países con más capacidades y menos resultados. ¿A que se refiere lo anterior?
Conforme a estimaciones del FMI, la economía de Colombia debería haber incrementado en un 3,0% en el presente año, y según datos de analistas económicos y estudios de la misma área, Colombia debería estar, al menos, posicionado en un 5,0% en su economía. Según un artículo de Portafolio: "La economía colombiana durante el segundo trimestre del año en curso creció 1,3 por ciento, en línea con lo esperado por los analistas del mercado. Así lo indicó el Dane [...], tras revelar los resultados del PIB, en los que se destaca que las tres ramas que crecieron por encima de la economía fueron la agropecuaria, la financiera y los servicios sociales. Además, el Dane corrigió al alza la cifra de crecimiento del primer trimestre al pasar de 1,1 por ciento a 1,2 por ciento. En segundo trimestre 2017 la economía colombiana registró un valor de $137,1 billones; en el mismo trimestre de 2016 fue $135,4 billones".
Además según el FMI, "Colombia adoptó "una política monetaria y fiscal más restrictiva que propició una reducción más rápida de lo previsto del déficit en cuenta corriente", y pronosticó un crecimiento del 2,6 % en 2017 que se verá afianzado en "el mediano plazo" por el acuerdo de paz recientemente firmado y por una reforma tributaria estructural."
Pero, ¿todo esto es real?, ¿Colombia sí podrá estar en el lugar que debería estar económicamente?
Estas preguntas podrían tener más de dos conclusiones, ya que es un tema que aqueja a cada uno de los aportantes en la economía colombiana y que a lo largo de los años, ha tenido como mayores perjudicados a la población y aún más nuestra tierra física, nuestro suelo y nuestro hogar terrenal.
Si se observan los planteamientos realizados, puede considerarse que el eje fundamental de toda esta problemática económica se encuentra en el Estado. Sí, el Estado de la República de Colombia. Este ha desarrollado un papel importante en el declive y estancamiento de nuestra economía, pues ha sido por negligencia suya, que aún, poseyendo cuantiosas riquezas naturales, económicas, en capital humano y demás, no ha sido capaz de dejar de lado sus intereses personales y generar una real mejora en el sistema económico colombiano. Según la Real Academia de la Lengua Española, se entiende por negligencia: “tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados, flojedad, descuido o tardanza en las acciones o movimientos”. Tal cual. Esta definición deja entrever lo que hasta hoy en día el Estado colombiano ha hecho.
Un claro ejemplo de ello es el proceso de paz. He aquí otra de las conclusiones, según el gobierno Colombiano, el firmar los acuerdos pactados en el proceso de paz garantizarían un alza en la economía nacional, cuestión que hasta el día de hoy no se ha visto reflejada.
Si se analiza, Colombia hubiese podido invertir, en los últimos 7 años, en sectores que hubiesen producido más que la firma del tratado de paz, y es que “paz” no es sinónimo de crecimiento económico, pues según cifras, el 90% del PIB Nacional, ya se producía en zonas fuera del conflicto armado, siendo así, ¿nos mintieron?
Por otro lado, los colombianos están acostumbrados a ser ignorantes frente a la situación de su país, no son focos de soluciones, sino, al contrario, hacen que las problemáticas se vuelvan mas estructurales y difíciles de subsanar. Además, a raíz de los problemas políticos del Estado, miles de colombianos prefieren aportar en el marco internacional y no en el nacional.
¿Otra conclusión? Sí, fuga de cerebros, fuga de talentos, migración altamente calificada (MAC), que se considera que es la de profesionales y científicos formados universitariamente en su país de origen a otras naciones, impulsados principalmente por la falta de oportunidades de desarrollo de sus áreas de investigación; en el caso de Colombia, por cuestiones éticas y políticas, culturales y de interés en nuestro sistema de gobierno.
Para cerrar, las acciones que promueve el mismo Estado, y sus decisiones, han generado que la economía sea tan ligera, y que realmente no dé lo que realmente debería de dar. Hoy en día, nuestra economía es: "volatilidad en la tasa de cambio con un peso devaluado y un dólar que se mueve por los $3.000; una inflación al alza que marcó, al final de 2016 un 5,7%; un crecimiento de la economía que tan solo promedia el 2 %; una caída en los ingresos tributarios fuerte; un déficit externo marcado; un obligatorio ajuste del gasto público —ajuste que, incluso para los detractores y críticos del Gobierno aún es bajo—, y hasta exigió la redacción y aprobación de una peluqueada reforma tributaria que se quiso presentar como estructural, pero que terminó siendo una más de las típicas que se aprueban cada dos años en el país, pero ésta con un agravante: un impacto directo sobre el consumo, pues el IVA pasó del 16 al 19 % "(FENALCO).
¿Realmente Colombia merece esto?