Revisando hace poco mis redes sociales, me encontré con una imagen que me pareció muy interesante, la cual hablaba de un político de la antigua Unión Soviética, que si lo comparamos con los nuestros, tienen mucha semejanza. La historia contaba que este político en una de sus reuniones solicitó que le trajeran una gallina. Agarró la gallina fuerte con una mano y con la otra comenzó a desplumarla y la gallina desesperada por el dolor, intentó fugarse pero no pudo. Así logró quitarle todas las plumas y le dijo entonces a sus ayudantes: "Ahora observen lo que va a suceder".
El dirigente puso la gallina en el piso y se alejó de ella. Agarró un puño de trigo, mientras sus colaboradores observaban asombrados cómo la gallina —asustada, adolorida y sangrando— corría detrás de él e intentaba agarrar su pantalón, mientras este le tiraba puños de trigo y daba vueltas en la sala.
Entonces mira a sus ayudantes, quienes están totalmente sorprendidos, y les dice: "Así de fácil es gobernar a los estúpidos".
Vieron cómo me persiguió la gallina, a pesar del dolor que le causé. Así son la mayoría de los pueblos, persiguen a sus gobernantes y políticos a pesar del dolor que les causa por el simple hecho de recibir un regalo barato o algo de comida para uno o dos días.
Con esta simple historia creo que bastaría para sacar una buena conclusión, pero a veces somos tan estúpidos que nos están pasando las cosas y muchas veces nos tienen como a la gallina; arrojándonos el trigo y nosotros detrás de esos gobernantes. Gobernantes que muchas veces prometen y prometen pero no cumplen, no le cumplen al pueblo que depositó su voto de confianza. Sin embargo, vuelven y les dan un espaldarazo, pero ese dirigente después de estar en el poder, se olvida de quién les dio ese mandato.
Creo que es hora de cambio, un cambio generacional. Afortunadamente, son menos los jóvenes que no se quedan en un estado de queja continúa o de indiferencia, sino que proponen ideas y generan cambios; jóvenes que tienen sensibilidad social, que generan progreso y empoderamiento de sus comunidades. La verdadera renovación política se dará cuando nosotros nos apropiemos de nuestros problemas, problemas de los cuales somos conscientes, pero poco hacemos por tratar de resolverlos. Muchos nos tratan de irresponsables, inexpertos, poco arriesgados, incluso dicen que somos la generación del NINIS (Ni trabajan, ni estudian) y es hora de cambiar esa perspectiva. Los jóvenes somos el futuro, aunque no estemos haciendo nada para serlo.
La invitación es a pensar un poco qué estamos haciendo, dejar de quejarnos por lo que está mal y ponernos a trabajar por ello.
La juventud es el período de lo posible, bien lo decía Ambrose Bierce.
