Desde hace años reside en Cali, en una hermosa casa del barrio San Antonio, un lugar que han escogido algunos artistas para instalar sus talleres.
San Antonio es un barrio que ha sido declarado área de interés patrimonial. La capilla que se asoma sobre la ciudad y la colina donde se ubica fueron declarados monumento nacional. Lo que hace especial este barrio es la arquitectura, en algunas casas predominan los pisos de piedra, extenso solar, fachadas de paredes gruesas con vigas de madera y ventanas con rejas de madera o hierro que le dan un toque especial.
San Antonio es mucho más que sus casas, es historia de ciudad y hoy, asentamiento de restaurantes que son muy apreciados por propios y turistas.
Óscar sabe que el arte es una ventana de escape al pensamiento, que relaja, pero sobre todo, que permite expresarse de otra forma pues “la imagen puede servir de denuncia o de consuelo”.
Su obra más reciente está cargada de rostros con los que pretende representar alguna parte de la sociedad. Su obra se basa en la contemplación que él tiene sobre las personas para en las miradas, descubrir situaciones, que a veces, la sociedad quiere ignorar u otros a los que esa misma sociedad admira por su posición de éxitos. Es a partir de esa percepción personal que Martínez hace sus cuadros en los que esos seres humanos reflejan su interior.
“Yo pienso que la mirada de los seres humanos esconde claves. Lo he comprobado en mi vida cotidiana. Trabajé con niños y ellos me hicieron comprenderlo así. Los niños necesitan, cuando tú les hablas, tener contacto visual con su interlocutor. Eso es muy importante. Yo creo que desde que nacemos buscamos la mirada de la madre, la del padre, para sentirnos protegidos y seguros”.
Creo que ese contacto visual es importante para todos los seres humanos ya que siempre estamos buscando la mirada del otro. Cuando conocemos a alguien miramos a sus ojos y estos nos empiezan a contar algo sobre esa persona. Me gusta observar a la gente cuando estoy en la calle, cuando me subo a un bus, cuando estoy en un parque, busco sus miradas y hago el ejercicio de pensar, ¿esa gente en qué andará? Eso me inquieta y es lo que busco significar en mi obra”.
Todo artista tiene unas rutinas para ejercer su oficio: algunos cantan, otros escuchan música, algunos se ponen una ropa especial. Sobre el particular Óscar dice:
“Inicialmente me gusta ver muchas imágenes. Dibujo, hago bocetos, rayo mucho, busco expresiones, reviso los apuntes y luego empiezo a realizar mis cuadros. Alisto los lienzos y empiezo a rayar, siempre con carboncillo o con tiza pastel, hago un dibujo, empiezo casi siempre por los ojos, y de ahí voy construyendo mi personaje”.
“Mientras trabajo me gusta escuchar música variada pero siempre un poco más de Rock, ya que tengo muchas influencias: un tío era salsero, mi abuela escuchaba tangos, una tía escuchaba música para planchar, mis primos, unos eran rockeros y otros súper románticos. Viví en una casa donde se oía de todo y por eso mi gusto variado. Hay días en que amanezco clásico, al rato salsa, pero por lo general es el rock el que predomina”.
Si uno camina por San Antonio hay una ventana que no pasa desapercibida, pues arriba de ella un gato multicolor, duerme tranquilamente mientras la calle grita, o camina, o ve pasar a los turistas que se admiran del sector en distintos idiomas. Esa ventana es de la casa del maestro, Martínez, pero ese gato tiene una historia:
“Toda la vida he tenido mascota. Por muchos años fueron perro. Desde que tengo recuerdos, ha habido una mascota a mi lado. Muy bebe tuve un gato y sufrí mucho porque de un momento a otro desapareció, pero mi abuela me dijo: “mujer y gato, animal ingrato”, no llore porque hay gatos que no vuelven”.
“Luego tuve perros porque son más cariñosos, están al lado tuyo, son más expresivos. Murió un perro que quise mucho y que vivió como 13 años conmigo y luego de eso decidí no tener más mascotas”.
“Un día me regalaron una cajita: “éste es un regalo para usted”, me dijeron, y resulta que era un gato. Me quedé con él y cualquier otro día una alumna me dijo: “hay un gatico que se quedó sin casa, profe, ¿qué hacemos?. Yo lo adopto, le dije, y me quedé con dos gatos”.
“A mi gato le gustaba curiosear por la ventana. Yo tenía una ventana “arrodillada”, de las clásicas de San Antonio, y como tiene un voladito de 30 centímetros en la parte alta siempre había querido ubicar algo ahí. Una escultura, en fin, pensé en algo pero no sabía que. Mi gato se echaba en la ventana, y un día pasó una señora y dijo: “¿dónde está el gato de la ventana?, es que esta es la ventana del gato”.
“A mí me quedó sonando y dije: “esa es la idea, voy a hacer un gato e hice entonces un gato colorido porque me gustan las dos cosas: el gato como mascota, tierno, y el color, que también me encanta. De ahí en adelante mi casa la identifican por el gato sobre la ventana”.
“El gato se ha vuelto un referente de San Antonio. Primero fue una forma de que identificaran mi taller, después la gente empezó a tomar fotos, luego me pidieron replicas, que les vendiera un gatico chiquito y ahora el gato es muy solicitado, se ganó su propia identidad y su espacio en San Antonio.
Dos propuestas, un solo arte:
La nueva sede de la Universidad Libre en la ciudad de Cali será el espacio para la exposición “Dos propuestas, un solo arte”, que realizarán Óscar Esteban Martínez y Anthony Echeverry. Los artistas expondrán cada uno 15 obras con el propósito de mostrar su trabajo en nuevos escenarios en busca de un nuevo público. La exposición se inaugura el jueves 21 de septiembre, y estará abierta hasta el 5 de octubre en la Universidad Libre, sede Valle de Lili, Salón Foyer, 2º piso, Carrera 109 No 22-00.
