Ya son varios los terrenos que han sido invadidos para ser usados como escombreras. Por las noches, sin que las personas se den cuenta, las volquetas suben hasta el Páramo Las Moyas y botan los escombros de las construcciones en la ciudad. Sin embargo, la problemática no comenzó ahí. Más abajo, en el barrio San Luis, UPZ 89, existe una montaña de basura que se ha venido formando desde hace nueve años. La escombrera ilegal queda a unos 100 metros de la vía que comunica Bogotá con La Calera. Está sobre un costado de la cañada Puente Piedra, y es el paisaje predominante para los 400 estudiantes de la Escuela Pedagógica Experimental (EPE). Según la investigación de Las2Orillas en “El inmenso botadero de basura en la vía a La Calera que amenaza 400 niños de un colegio en Usaquén”, y en la Nota Ciudadana “La montaña de basura que amenaza con sepultar el norte de Bogotá” de dos estudiantes de la EPE, la escombrera tiene 45.000 metros cúbicos y 35 metros de alto. La montaña ya ha presentado pequeños deslizamientos, lo que ha ido literalmente corriendo el cauce de la quebrada. Las denuncias ante la CAR se hicieron y los fallos le dieron la razón a la comunidad, pero esto no parece ser suficiente para que otra escombrera naciera en los Cerros Orientales.
En la finca La Montañita las volquetas tienen vía libre para entrar y botar los escombros. Su propietaria vive en España y Lucía Contreras, encargada de cuidar el lote, le cobra a las volquetas, algunas identificadas con logos que las acreditan como contratistas del Distrito, el ingreso para que puedan descargar. Precisamente, el pasado domingo subió una caravana de volquetas sin que la Policía reaccionara ante el asunto. Según Nicolasa Díaz, directora de la Fundación Casa Taller Las Moyas y profesora de la EPE, las autoridades no deberían permitir que las volquetas con escombros suban a la montaña porque allá no hay ningún vertedero, sin embargo, eso no sucede y en las noches es cuando más se ven los camiones.
La Mesa Ambiental hijos de Las Moyas, conformada por las Juntas de Acción Comunal (JAC) de los barrios cercanos y por algunas organizaciones ambientales, tomaron la iniciativa para visibilizar el problema y enfrentarse a los volqueteros. En 2013 realizaron una marcha de indignación, o como ellos mismos la llamaron, el “Carnaval de la indignación”, en el que se tomaron el lote y evitaron que más camiones subieran. Además, sembraron varios árboles nativos como alisos, encenillos y cauchos para formar una cerca natural, junto a troncos que bloquearon la entrada al lote. También realizaron una jornada de limpieza, pero estas acciones no han sido suficientes, pues y las volquetas siguen subiendo sin control alguno.
Según un habitante del sector, Albercio Velandia, expresidente de la JAC La Esperanza, autorizó junto al exalcalde de Chapinero, Mauricio Jaramillo, 75 viajes de escombros para ser descargados en el cerro. “Nosotros pusimos la queja ante la CAR y la alcaldía local en las reuniones porque eso es una reserva forestal, pero ellos no han hecho nada”. En 1976 se declaró la franja de los Cerros Orientales como Reserva protegida, pero la CAR, entidad encargada de garantizar la protección de la zona, ha querido negar la situación actual.
Y este no es el único predio en el que los volqueteros han tirado los escombros. En una nota publicada por Cimavisión, canal comunitario del barrio San Luis, se denunció el abuso y las agresiones físicas de los conductores de las volquetas contra Aurora Forigua, hija de la propietaria del lote. Según Aurora, las cercas fueron retiradas y cuando fue a hacer el reclamo, impidiendo que un camión botara un viaje de ladrillos, Jaime Roncancio, conductor de la volqueta, la golpeó. La denuncia fue puesta en Medicina Legal, pero aún no ha sucedido nada. Mientras tanto, la montaña sigue creciendo en el Páramo Las Moyas.
