En estos días se ha generado una polémica porque al grupo que se autodenomina "Ángeles de la noche" la Policía metropolitana les impidió repartir más de 400 comidas a los habitantes de calle (HDC) en la localidad de los mártires, esto obviamente ha producido reacciones de indignación por parte de muchos usuarios de las redes sociales acrecentado por el amplio cubrimiento por parte de los medios tradicionales de comunicación ¿pero realmente están impactando positivamente al habitante de calle y a la comunidad del centro? o solamente están alimentando el problema.
Como miembro de la comunidad de los Mártires me tomo la libertad y para algunos el terrible atrevimiento de exponer nuestro calvario por ser considerados tácitamente como el lugar donde debemos cohabitar con el HDC y el lugar donde por excelencia decenas de fundaciones, grupos religiosos y de autoayuda vienen a promover lo que llamo su plan turístico espiritual de venir a alimentarlos.
Sé que suena un poco agresivo, pero insisto permítanme sustentar mi punto de vista como alguien que convive con esta problemática y que no puede alejarse de la situación trasladándose a otra localidad como si pueden hacerlo los voluntarios de comidas: ¿Sabía querido lector que el lugar favorito de los activistas para realizar esta actividad de voluntariado es la plaza España y que a pocas cuadras queda el centro de acogida Bakatá con cupo para 1200 HDC? ¿Sabía que en este centro de acogida cuentan con alimentación, servicios de higiene, atención médica, psicológica, dormitorios entre otros servicios que el distrito brinda de forma muy profesional? Entonces ¿qué sentido tiene que un grupo de voluntarios venga a llenar un supuesto vacío institucional que no existe? Cuando se realizan este tipo de acciones sin ningún tipo de articulación (servicios de higiene, odontología, psicología etc.) ¿en serio creen que se ayuda a mitigar el problema del habitante de calle contribuyendo con su rehabilitación?
Lo que si logran es consentir que los HDC eviten el centro de acogida brindándoles un punto de encuentro donde ya reunidos y alimentados buscan los medios para obtener los estupefacientes que los mantienen encadenados a este modo de vida, es entonces cuando comienzan a atracarnos en grupos, a tratar de entrar a nuestras casas y/o negocios, a revolcar las basuras, a desvalijar vehículos en la zona entre otras actividades criminales contra las cuales nos hemos sentido desprotegidos, ¿sabían que al HDC no se le puede aplicar el código de Policía y que puede depositar sus excretas en nuestras entradas con toda la libertad del caso? Algunos me dirán que por mi posición soy un desalmado y me dirán el típico cliché "ellos son seres humanos", además me dirán que están cumpliendo las palabras de Jesucristo: "porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.(MT 35)"
La invitación es a que si en realidad quieren ayudar lo hagan de manera articulada con las instituciones o si en realidad no confían en ellas realicen su voluntariado con seriedad pasando de la mera satisfacción personal que genera el exótico plan de estar en contacto con ellos unas pocas horas y provean los centros de acogida donde realmente se brinde un servicio integral al HDC que le permita salir de su situación.
Pero si definitivamente usted está de acuerdo con que se mantenga el statu quo del habitante de calle y por eso le reparte comida o le da dinero, le propongo lo lleve a convivir a su barrio, a su parque y porque no al frente de su casa y demuestre con acciones que su compasión es cierta y digna de admirar. Cierro dando gracias a la Policía Metropolitana por toda la ayuda que nos han brindado como comunidad.
