Los hermanos Giovanny y Édgar Castillo Rico caminaban por el norte de Bogotá cuando los capturaron. Lo que se conoció después parecía una película de Scorsese: estos hermanos dirigían un cartel de narcos que funcionaba de puente entre Salvatore Mancuso y Carlos Castaño, con Santo Scipione y Scali Natale, los líderes de la mafia calabresa. A mediados de los 90 los hermanos salieron de la sombra de las AUC y montaron su propio negocio: inundar las calles de Italia de cocaína que le compraban al Bloque Catatumbo, liderado por Mancuso.
Ahora los hermanos Giovanny y Édgar Castillo están en la lista que publicó El Tiempo de los 25 capos de la droga que se colaron en la lista de las FARC. Es cierto que hay nombres cuestionados, pero no todos son narcos ni todos son capos.
Las FARC pasó una lista con 14.088 nombres avalados por Iván Márquez, Mauricio Jaramillo, el ‘Médico’ y abogados de las FARC entregaron, pero por ahora solo 11.284 han sido constatados como miembros de la guerrilla. Según uno de los abogados asesores del proceso, Diego Martínez, les habría gustado aclarar ciertas cosas que para ellos vale la pena resaltar. Por ejemplo, cada uno de los nombres que las FARC remitió en la lista será verificado de manera conjunta por el gobierno y las FARC en un proceso que ya llevan haciendo 2 años.
Las FARC directamente ha tachado el nombre de 160 personas que han constatado que no tenían relación con su organización. "Cómo cree que los del Secretariado se van a jugar todo el proceso e incluso penas en Estados Unidos solo para incluir gente que no tiene nada que ver con las FARC. Hay que entender que es un proceso complicado, que no ha acabado y que todos están poniendo de su parte" dice Martínez.
El fin de semana se conocieron 25 personas mencionadas como capos que se habían colado en la lista, pero indagando nombre a nombre, algunos sí fueron reseñados como miembros de la guerrilla, lo que no haría irreconciliable con su presencia en la lista. Otros no son capos, pues incluso uno fue capturado con tres botellas de gasolina y 4 paquetes de cemento o cal. Pero también se ve que muchos se les colaron.
El lío para consolidar las listas es complejo. Las FARC enviaron una lista reportando sus hombres, y solo el gobierno tiene la potestad de aprobarla, pero esclarecer nombre por nombre tiene sus dificultades sobre todo con mandos medios y combatientes rasos, por donde se han ido colando algunos nombres.
En las cárceles, según las listas de las FARC, hay 3,050 exguerrilleros, de los cuales han salido 2,000. Todavían hay 600 nombres que faltan por revisar en un proceso complejo que requiere que cada nombre sea apoyado por dos miembros certificados de las FARC. Solo ahí se certifica que esa persona que aparecía en la lista puede quedar cobijada por la JEP.
Según lo que se conoció el fin de semana, hay una supuesta trama de dos abogados que estaban pasando por las cárceles ofreciéndole a esos hombres ajenos de las FARC incluirlos en las listas de desmovilizados y cobraban $5,000 millones de pesos.
Las ventajas para los narcos que se registren como guerrilleros son abismales: la principal motivación es que se suspende su extradición, como pasó con varios de los nombres de la lista que publicó el diario capitalino.
Así reseñaron los medios las capturas de cada uno de los 25 implicados.
Eduardo Cabrera, el Cura. Es el hermano de Fabián Ramírez, comandante del Estado Central de las FARC. Lo capturaron por mover traficar con cocaína, pero era uno de los jefes de finanzas del Bloque Sur. Tiene orden de extradición suspendida.
Giovanny y Édgar Castillo Rico. Son los hermanos que manejaban las relaciones entre Salvatore Mancuso y la mafia italiana.
Edinson Washington Prada. Es un narcotraficante ecuatoriano que terminó trabajando con los Rastrojos. Tres de sus lugar tenientes también aplicaron en la lista de las FARC: Diego Fernando Arizala, Adrián Vera y Luis Alejandro Ortiz.
Osías Riascos. Era la cabeza de un grupo que movía toneladas de cocaína, pero él luego testificó que era de las FARC. Ante la imposibilidad de demostrarlo, su situación está en el limbo.
Rubén Durán Moreno. También tiene suspendida su extradición. Para mostrar que formaba parte de las FARC, anexó pruebas entre las que se encuentran el testimonio del abogado que lo pidió en extradición, Alexei Schacht.
Francisco Pineda Paredes. Era uno de los comandantes del Frente 48 de las FARC, que militaban en el Putumayo. Lo capturaron en Cali, mientras contaba con un permiso para estar fuera de las zonas veredales, pues también tenía orden de extradición de los Estados Unidos.
Franklin Mosquera. Narco que tenía lazos con bandas criminales. En julio se conoció que el Consejo Seccional de la Judicatura de Bogotá ordenó a Santos suspender la extradición para verificar si era de las FARC. Había sido contratista de Departamento Administrativo de Prosperidad Social en Turbo, Antioquia.
Édison Perlaza. La Fiscalía lo conocía como Alias Vacancito, y lo capturó por pertenecer a una red de narcotráfico, y lo relacionan con bandas criminales.
Santos Narvaez era conocido como el heredero de los Hermanos Comba, grandes herederos de las estructuras paramilitares. Lo cogieron con 28 lingotes de oro en una rumba con prostitutas.
José Danilo Rodríguez. Tiene 67 años y según él por 7 años colaboró como auxiliador de las FARC. Lo que se conoce es que no ha sido certificado por la Oficina del Comisionado de Paz.
William Lozano Bustos. Era el encargado de enviar cocaína en una red narcotraficante a los Estados Unidos. Lo capturaron con otros 5 que no aparecen en la lista de las FARC.
Germán Muñoz Hoyos. Era el dueño de la empresa avícola más grande de Caldas y tenía pedido en extradición. No aparece con ningún vínculo con la guerrilla.
Wilfrido Bernardo Ruano Yandú. Era socio y transportista del Cartel de Sinaloa, vivía en las selvas de Nariño. Ninguna relación con las FARC.
Jáder Araújo. No hace parte de las FARC, pero tampoco es ningún capo. Fue capturado porque junto a otros dos hombres, llevaban tres botellas de gasolina, 4 bultos de 3 kilos de cal o cemento, tres rollos de papel aluminio y 4 tapabocas.
Tito Aldemar Ruano. Fue capturado por pertenecer a “redes de apoyo al narcotráfico” el 5 de marzo del 2016 en Tumaco. En una carta, Presidencia de la República le confirmó a Ruano que habían recibido su postulación como miembro de las FARC, y que la Oficina del Alto Comisionado había aceptado su nombre en la lista de entegrantes de la guerrilla.
Éider Bonilla Morán. Vivía en la Zona de Reserva Campesina de Caloto. Presentó como prueba el testimonio del presidente de dicha zona, y reconoció tener sembrados de coca según él por presiones de los guerrilleros. Mientras tanto la Fiscalía lo asocia con Alias Fantasma, un narco guatemalteco muy poderoso en el Valle, Quindío y Cundinamarca. Según Fiscalía, Éider Bonilla tiene tres alias: El Gato, Guapi y La G, y que por esos cargos tiene orden de extradición de Estados Unidos. Ahora dice que era miembro de las FARC.
Tomás Martínez Minota, alias Manaba, tenía circular roja de la Interpol. Es colombo-ecuatoriano y fue capturado en Bogotá, en Santa Bárbara, y hacía parte de un grupo narcotraficante, pero no era un gran capo. Le incautaron bienes en Tumaco por $625 millones de pesos. Tiene una orden de extradición de los Estados Unidos.