¿Incita el "Trap" al consumo de drogas?

¿Incita el "Trap" al consumo de drogas?

Su contenido lírico hace referencia principalmente a las drogas, el sexo y la violencia

Por: Francisco Ruiz
septiembre 11, 2017
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Los jóvenes en Colombia están comenzando a consumir drogas cada vez a más temprana edad. Según la encuesta global sobre drogas The Global Drug Survey, el 58% de los consumidores colombianos tienen menos de 24 años y el 78% vive aún con sus padres. La situación de drogadicción en el país es tan grave que el Ministro de salud Alejandro Gaviria lo catalogó en su momento como un problema de salud pública. Es imperativo para el estado impedir que este fenómeno se salga de todo control.

Recientemente el gobierno ha impulsado campañas con el fin lograr una prevención más efectiva del consumo de drogas en los jóvenes, una de estas campañas se denomina “Las drogas pueden cambiar tus planes, métele mente y decide”, la cual, con el apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, busca generar reflexión entre los jóvenes para que tomen decisiones conscientes del peligro que significa caer en el abismo de las drogas. A través de dicha campaña se ha canalizado una importante inversión de recursos en anuncios en televisión, radio y medios impresos. Sin embargo, resulta paradójico que mientras se invierte un capital considerable en publicidad para crear conciencia en los jóvenes, estos sean bombardeados constantemente por contenidos de entretenimiento que generan un efecto completamente opuesto. A través de la televisión, radio y redes sociales se invita de manera permanente al consumo de sustancias psicoactivas y parece no haber un mínimo control de parte de las autoridades para frenarlo.

Precisamente la última tendencia musical en Colombia acaba de apoderarse del cetro de los que invitan al consumo de sustancias psicoactivas, el trap, que no es un género nuevo, pero sí de reciente tradición en Latinoamérica, es de origen estadounidense. Su nombre proviene de la palabra que los gringos usan para referirse a los lugares donde venden drogas ilícitas, su contenido lírico hace referencia principalmente a las drogas, el sexo y la violencia

“Los maleantes quieren krippy, krippy, krippy...

Todas las babys quieren kush, kush, kush…

Los gansters quieren krippy, krippy, krippy…

Todas las putas quieren kush

Floto cada vez que fumo”

El anterior es un fragmento de la canción “Krippy Kush” que interpreta “Bad Bunnny”, uno de los principales exponentes latinos de este género. Esta se encuentra dentro del top 10 de Billboard de las canciones más escuchadas en Latinoamérica, su video se ubica entre los más vistos del momento en Colombia y sus principales consumidores son jóvenes y niños.

Para la gente del común puede resultar incomprensible su letra, pero una vez se conoce el significado el mensaje es bastante explícito. El “creepy” es un alucinógeno cultivado en sistemas hidropónicos, es más adictivo que el cannabis tradicional y puede causar efectos nocivos a quienes lo consumen, tales como paranoia y ansiedad; el kush es una variedad que surgió del cruce de cepas de origen asiático buscando efectos más intensos y duraderos.

En otra muestra del afamado género el cantante Farruko reza en la canción “Pure”

“Vamo a fumar bebé
Para pa’ casa si quieres
Tengo una onza de pure
Rose y un pote de percocet
Vamo a chingar bebé”

Un debate sobre la libertad de expresión y la libertad artística, además de no ser el objeto de esta columna la haría muy extensa; sin embargo, hay que decir que el mínimo acto de sensatez en un país cuerdo sería clasificar este tipo de mensajes para la gente adulta, no solo en redes sociales como YouTube sino también en el contenido que emiten las emisoras; muchas veces la única entretención que tiene un joven en una comuna pobre en Medellín o en un barrio marginal en Cartagena es la música y si el principal mensaje que le llega hace referencia a consumir droga o hace apología a la violencia y el sexo  no podemos esperar nada diferente a miseria, drogadicción, embarazo adolescente o crímenes. Señores gobernantes si les interesa un poco el futuro de la juventud colombiana se requieren medidas acordes a este problema, como dice su eslogan “métele mente y decide”

El caso de China

En un país con una cultura totalmente diferente a la nuestra, más conservadora pero más estricta en sus leyes y procederes se realiza un control mucho más minucioso de todos los tipos de contenidos que se difunden en los medios. La música, el cine, la televisión, las páginas webs y medios sociales deben cumplir con estándares que delinea el gobierno. Los empleados de servicios en línea deben seguir una formación y una evaluación ratificadas por el Estado. En especial el contenido occidental se mira con mucho recelo desde el gigante asiático, su desconfianza radica en la mala influencia que pueden tener los artistas occidentales en la juventud china. Ya en el pasado sufrieron el azote del opio británico y conocen muy bien de los estragos que puede generar una juventud drogadicta. Obviamente son mundos totalmente diferentes, pero su experiencia puede servir de guía a nuestro país.

Finalmente vale la pena preguntarse qué buscan disqueras, artistas e industria musical en general promocionando canciones que invitan al consumo de sustancias psicoactivas en vez de dar un mensaje positivo a los jóvenes, ¿hasta qué punto son responsables estos del aumento de tasas de consumo de drogas en niños y adolescentes?

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