El rojo predomina en el paisaje. La piedra pinta las aguas cristalinas y el verde de las montañas adorna el horizonte santandereano. La Quebrada Las Gachas se encuentra en el municipio de Gauadalupe, en la provincia Comunera de Santander. Sus aguas nacen en un yacimiento en la vereda Sabaneta y recorren 1.400 metros sobre una laja que tiene más de 200 cráteres, para terminar desembocando en una cascada de 20 metros de altura.
Como bien lo indica su nombre, Las Gachas son unos cuencos o piscinas naturales que se forman en el suelo de la quebrada y sorprenden a más de uno. Es un salto ciego al vacío, pues es sorprendente que existan estos cráteres en una quebrada. Las personas se lanzan con los ojos cerrados y se hunden en el vacío de hasta 7 metros de profundidad. Cuesta creer que un lugar tan imponente ante la mirada haya sido un secreto durante tanto tiempo. Eduardo Ariza, un campesino de la zona, recuerda que de niño iba con algunos amigos a bañarse. “Nosotros nos deslizábamos por la piedra y podíamos estar horas en la quebrada”.
Las Gachas se esconde al final de un camino en piedra. El recorrido no concuerda con el destino, pues a lado y lado del pequeño camino solo se ven potreros de las fincas cercanas. Sin embargo, detrás de una cerca y custodiada por los arbustos, el agua de la quebrada baja hasta la cascada.
Hace unos años este lugar era completamente desconocido, pero esta situación ha ido cambiando, pues cada vez son más las personas que llegan con sus celulares y lo promueven a través de las redes sociales. Esto ha provocado las visitas masivas que han afectado a Las Gachas, pues son varias las quejas sobre el suciedad que dejan los turistas después de irse. “El problema no es que vengan a pasar el día, lo malo es que dejan toda la basura que traen consigo”, afirma Eduardo. En los pozos de la quebrada se ven latas de cerveza flotando y en la orilla se acumulan las bolsas de plástico llenas de residuos. La problemática se ha agudizado y el esfuerzo de algunas personas que se han organizado para limpiar el lugar se vuelve insuficiente. A principios de este año la alcaldía de Guadalupe restringió el acceso a los turistas, que ya no podían bañarse en los pozos. La secretaría de Salud y Desarrollo, dirigida por Claudia Pacheco, está buscando volver Las Gachas un área protegida, pues urge cuidar la zona.
Las Gachas es el Caño Cristales de Santander, como popularmente se empezó a conocer la quebrada. Sin embargo, su descubrimiento, que atrae turistas de varios pueblos cercanos como Oiba, Santana, Güepsa, Guavatá o Barbosa, también le trajo los problemas medioambientales que padece hoy en día. El cuidado y la protección, según Camila Bejarano, estudiante de biología y visitante frecuente del lugar, debería ser responsabilidad de alguna autoridad competente además de los mismos turistas. “Si alguna entidad se hace cargo del lugar eso significa que habrá una mejor adecuación de la quebrada. También deben promoverse campañas pedagógicas que promuevan su protección junto a las comunidades de la zona”.
“Yo te sueño señora de tus mares y de tus ríos, / dueña de mil barcos de quillas rápidas y seguras. / Yo te sueño más alta que tus montañas / donde conviven el jaguar y la orquídea”, escribiría Tomás Vargas Osorio, el poeta santandereano por excelencia, para describir y honrar su tierra. Sus palabras se vuelven un referente para entender el valor de la Quebrada Las Gachas, que más que un flujo de agua corriendo, es un tesoro único en Colombia.