La entrevista de ayer al senador Musa Besaile, lo que dijo, sus entrevistadores, las reacciones por los medios y en general lo que se dice en las redes retrata de manera triste y alarmante el país en el que vivimos.
Nos levantamos día tras día con una nueva noticia, con un hecho de corrupción minimizado o agrandado magistralmente por la W, Caracol, RCN y los demás. Acá todos sacan tajada de la gran feria de inmoralidad reinante.
Es fácil hacer la trazabilidad del fenómeno:
1. La Fiscalía, las Altas Cortes o cualquier autoridad judicial filtra a cualquier medio cooptado una información sobre algún indiciado.
2. El medio sirve de caja de resonancia hablando sobre otro caso de corrupción u otro desangre del erario público, y los colombianos de a pie, quienes no sabemos cómo funciona este intríngulis, nos escandalizamos y salimos a las redes a pretender cambiar la realidad, a quemar vivo al corrupto, al delincuente.
3. El medio aumenta su nivel de audiencia y los que dieron la información asustan a todo el mundo y se erigen como cumplidores de su deber. Finalmente ganan ellos y perdemos nosotros, perdemos lo que no sabemos cómo son las cosas en realidad.
Los medios mandan en el país: Julio Sánchez tras un micrófono en un mullido asiento en Barcelona; Camila Zuluaga atravesando los ríos asiáticos; Darcy Quinn con su esposo Alberto Ríos; Dario Arizmendy con sus Pánama Papers. En fin, ellos son una muestra del país insolidario, doble moral y showsero, que somos.
Y es que no nos hemos dado cuenta del manejo mendaz al que nos tienen sometidos, de la manipulación que se proyecta desde las mesas de redacción, aún así escuchamos radio todo el día, vemos noticieros e internet, compartimos titulares y cadenas sin saber que somos parte de su maquinaria malévola y desinformadora.
Los medios hacen héroes y villanos y nos hacen amar u odiar; la muestra se dio el día de ayer con Musa Besaile, una vez terminada su entrevista, acabaron con la poca buena imagen que tenía Vicky Dávila, tachándola de vendida y poco profesional.
La entrevista mostró a un político hablando desde su miedo, desde su humanidad, no sé si es culpable o no, pues es señalado de muchos delitos, hechos delicados en su departamento, el cartel de la hemofilia, los paras, etc. Pero lo que si sé, es que debemos esperar un fallo judicial, no desde los medios sino desde una autoridad comprometida con el país y no con los medios ni con otros políticos con apetitos
electorales.
Los exmagistrados de la Corte Suprema de Justicia que están en el ojo del huracán y el exanticorrupción de la Fiscalía solamente son los chivos expiatorios, son la nota del día con la que se manipulan más y más mentes, para que nosotros nos escandalicemos; claro está que deben ser juzgados, investigados y si son culpables que paguen, que no puedan acceder a cargos y contratos con el estado ni directamente ni por interpuesta persona o empresa, y obvio, que devuelvan en metálico el daño que le han hecho al país, así les damos donde más les duele, el bolsillo.
Es tan maquiavélica la tarea, que en días pasados en la W entrevistaron a Chomsky, pensador y crítico del establishment, le preguntaron sobre la situación en E.E.U.U, pero no le preguntaron qué pensaba sobre la manipulación mediática, pues él mismo dijo:
En un estado totalitario no importa lo que la gente piensa, puesto que el gobierno puede controlarla por la fuerza empleando porras. Pero cuando no se puede controlar a la gente por la fuerza, uno tiene que controlar lo que la gente piensa, y el medio típico para hacerlo es mediante la propaganda (manufactura del consenso, creación de ilusiones necesarias), marginalizando al público en general o reduciéndolo a alguna forma de apatía. (Chomsky, N., 1993)
Finalmente, amigos, somos ovejas del mismo redil, somos idiotas útiles de un mismo sistema que nos alimenta de ilusiones y odios.
Cabe preguntarse si para salir de este marasmo debemos prestar más atención a lo que decía Bukowsky: “El público toma de un escritor, o de un escrito lo que necesita y deja pasar lo demás. Pero normalmente suelen tomar lo que menos necesitan y dejan ir lo que más necesitan”.
