Alejandro Lyons había llegado a la gobernación en enero del 2012 como una promesa joven que contaba con el respaldo personal del expresidente más querido de Córdoba, donde tiene su finca el Ubérrimo, Álvaro Uribe Vélez. Lyons tenía el radar puesto en traslado de los recursos de regalías para inversion en Ciencia y Tecnología que llegaba a los $ 70.000 millones. Faltaban tres días, para que se firmara el segundo desembolso cuando eel director de regalías fue citado por el contratista Jesús Henao en una casa del Barrio La Castellana de Montería. Ese encuentro del 27 de marzo del 2014 fue lo último que se supo de Jairo Zapa hasta que cinco meses después apareciera su cadáver.
La verdad se conocería por boca de un testigo, el exintegrante del Bloque Centauros de las AUC, Joyce Hernández, quien estaba en la casa con Jesús Henao y fue detenido por el crimen. En camino de ser condenado, Hernández reveló lo sucedido buscando una reducción de pena. Contó que él mismo, alentado por Jesús Henao, había estrangulado con sus propias manos al director de regalías de Córdoba a pesar de sus súplicas: “Yo te conozco, piensa en mis hijos, no lo hagas, no me mates”, le suplico el joven funcionario.
Dueño de empresas recién creadas, el contratista Henao, experto en proyectos agro industriales, llevaba presionando durante meses a Zapa para que redujera el nivel de los requisitos cada vez más altos que pedía para el desembolso de los millonarios recursos. Zapa era reconocido por la capacidad que tenía a la hora de formular los proyectos que respondieran a los estándares de Planeacion Nacional consiguiendo un presupuesto de $ 150 mil millones para Córdoba. Era exigente y estaba dispuesto a pagar el precio a costa de su tranquilidad personal, de las noches en vela y las preocupaciones después del atentado del que había escapado en diciembre del año anterior en Cartagena. Isabel Valencia, su esposa, lo sabía.
Zapa venía de trabajar en la Universidad del Sinú cuando conoció al gobernador, Alejandro Lyons, el mismo día de su posesión el 1 de enero del 2012, por intermedio de su jefa, la rectora Mara Bechara. Dos meses después el gobernador lo escogió para estrenar el recién cargo de director de regalías del departamento. Este Ingeniero civil de la Universidad Nacional con sede en Medellín sería el encargado de vigilar la ejecución de los proyectos aprobados de acuerdo a la recién aprobada ley de julio del 2011 impulsada por el entonces director de Planeación Nacional, Juan Carlos Echeverry.
A Zapa lo entusiasmaba especialmente el proyecto de telemedicina. Fue el primer sorprendido cuando vio que los recursos que superaban los $ 6 mil millones, eran desviados a otra iniciativa apadrinada por el congresista Bernardo “Ñoño” Elías, cuñado del gobernador. No ocultó su frustración que alimentó la tensión por las amenazas que lo rodeaban.
Las razones de su asesinato podrían estar asociadas a los papeles que quedaron sobre su escritorio. En uno de ellas señalaba que solo el 70% o el 75% del dinero proveniente de regalías se había invertido correctamente. El resto era solo “utilidad” para algunos según lo consignó en el archivo. El proyecto al que hacía referencia era uno agroforestal de $ 4.882 millones de los cuales solo se habían invertido $3.967 millones en su propósito. El excedente se había esfumado.
Las presiones sobre su esposa Isabel Valencia durante los cinco meses en los que estuvo desaparecido se hicieron intolerables. Una de ellas fue la insistencia, con $ 2.000 millones de por medio, del propio Jesús Henao para permitirle entrar a su casa a buscar un archivo digital con información comprometedora que guardaba su esposo. Ante su negativa, Henao le informó que su esposo estaba muerto. El apoyo del gobernador Lyons a Isabel Valencia fue colocar cámaras de seguridad para vigilarla.
Joyce Hernández, el asesino de Jairo Zapa, fue capturado el 1 de mayo del 2014 y tres meses después confesó su responsabilidad y él mismo condujo al cuerpo técnico de la Fiscalía al paraje conocido como La Magdalena donde habían enterrado al director de regalías. Un dato oscuro rodea el hecho: el lugar escogido para desaparecer la evidencia fue al lado de la quebrada La Cárcel, a cuarenta metros de la finca Milán, de propiedad del padre de Alejandro Lyons.
El contratista Jesús Henao también fue detenido, acusado de ser el autor intelectual del crimen. Permanece en la Cárcel de máxima seguridad de Las Mercedes de Valledupar. Después de dos años ha decidido también colaborar con la justicia para lograr la rebaja de penas. Es el testigo clave para saber el destino final de los $ 70 mil millones que determinaron la muerte de Jairo Zapa.
Esta misma rapiña de recursos de regalías termino enredando penalmente a María Fátima y a Mara Bechara con dos convenios para su universidad, la del Sinú: el primero de ellos por $3.176 millones firmado en diciembre del 2013 con el gobernador Alejandro Lyons y la Fundación para el conocimiento y desarrollo de la diversidad biótica de Colombia George Dahl, con sede en Montería y el segundo, el 744, firmado entre por los mismos, pero con la Fundación para la Conservación y el desarrollo Forestal (CDF) por $ 7.659 millones.
Este crimen de Zapa, por el que el exgobernador de Córdoba podría pagar 40 años, es quizás el más grave que pesa sobre Lyons, pero según algunos medios de comunicación, habría logrado excluirlo de su acuerdo de colaboración con la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez por el que solo pagaría 5 años y una multa de 4.000 millones de pesos. Sin embargo testimonios ciertos y documentados de los dos implicados en el crimen de Jairo Zapa, Joyce Hernández y Jesús Henao, pueden echar por la borda las pretensiones del exgobernador Alejandro Lyons. La trama apenas comienza.