Desde hace más de 20 años he venido contribuyendo con mi voto en la oportunidad de elegir alguien que nos permita vislumbrar una salida económica, social y políticamente adecuada a los problemas de país.
He elegido a conciencia, creyendo que esa persona haría algo y tal parece que nos seguimos equivocando y en este año no veo otra alternativa viable que votar en blanco, porque considero que tener más de 20 intensiones presidenciales es abrumador y una muestra de la división social, política y burocrática que actualmente tenemos.
Es obvio que muchos de ustedes solo sepan de 6 o 7 candidatos, porque los medios y los partidos políticos así lo dejan ver. Pero si realmente nos importara nuestro país, nos tomaríamos el tiempo de ver entre las sombras aquellos locos, disfuncionales y académicamente viables candidatos que buscan convencer a 400.000 ciudadanos de abrirles un espacio en la contienda electoral.
Estos podríamos llamarlos los políticamente incorrectos, dado su interés en dirigir el país, pese a su adversidad financiera, desconociendo de muchos votantes y que sus opositores se encargan de mantener en la penumbra, por que algo bueno deben tener para hacerle las cosas difíciles.
A la vista se ven los apadrinados, los que mezclan la religión con la política, los que hablan duro y ponen en la palestra pública a los corruptos y quienes por su injerencia en la negociación con las Farc, se volvieron una imagen fácil de recordar. Pero se han preguntado, ¿qué soluciones mágicas o reales traen para los problemas de competitividad, impuestos, brecha social e intervención insana en las decisiones de otros países?
Los invito a ver más allá de sus propias necesidades o problemas y a buscar esa persona que tenga la formación integral y venga de abajo, es decir que conozca la raíz de muchos de los problemas y que en su sapiencia plantee ideas claras y precisas que no terminen desangrando el erario publico y las financias de un pueblo inconforme.
Si tuviese la formación profesional y el bagaje publico de algunos de los que hoy en día sus nombres no salen a la luz publica, hasta me lanzo de candidato, porque sin muchas aspiraciones hacer una política incorrecta es más sensato que una política clasista y tradicional.