El gobierno tendrá que seguir tomando decisiones para afrontar los retos que tiene en materia económica y energética. El margen de maniobra se estrecha por lo que las acciones deberán ser acertadas.
Los compromisos de Colombia en reducción de emisiones dentro del Acuerdo de París demandan una mayor acción por parte del gobierno. La meta es 20% menos respecto a las emisiones proyectadas para el año 2030. Según el DNP, las emisiones en Colombia han venido creciendo, mientras en países OCDE han venido disminuyendo.
Por otro lado, las reservas de petróleo y gas alcanzan para máximo 5 y 8 años, respectivamente. Esto abre el debate sobre cómo la próxima expansión energética jugará un rol en la competitividad del país y estará alineada con las metas de emisiones. Lo anterior es importante toda vez que el camino que se tome definirá la senda de crecimiento económico del país.
El gobierno ha dado razones para estar optimistas sobre la fortaleza económica tras la reducción del 20% de los ingresos del gobierno por los precios del petróleo. Sin embargo, el precio del petróleo aún sigue representando incertidumbre para las finanzas del país. Se han tomado decisiones para mitigar este choque, que ha sido comparado con la Gran Depresión de 1929, pero preocupa que no se introduzcan nuevos elementos de desarrollo para la competitividad del país de largo plazo.
Colombia tiene una opción dinamizadora de crecimiento económica al frente: la estrategia de crecimiento verde como vía de desarrollo. Los países que han adoptado esta senda lo han hecho para reactivar la economía a través de inversiones y mitigar los efectos del cambio climático.
El ministro Cárdenas ha mencionado que la OCDE es el club donde se hacen bien las cosas, y esta estrategia es un ejemplo de ello.
Durante la crisis económica mundial 2007-2008, distintos estímulos fiscales y monetarios tuvieron lugar para su recuperación. El crecimiento verde ocupó un renglón dentro de estos estímulos, y fueron conocidos como el Global Green New Deal. Por ejemplo, Estados Unidos invirtió el 11.5% del estímulo total en crecimiento verde, China destinó 37.8%, Alemania 13.2% y Corea del Sur 80.5%.
Esta estrategia para afrontar choques económicos no es nueva. Tras la Gran Depresión, el presidente F. Roosevelt implementó el programa New Deal, con el cual rescató la economía en los Estados Unidos a partir de 1933. Por su parte, el gobierno del presidente Alfonso López Pumarejo, uno de los grandes estadistas del siglo XX en Colombia, también fue adepto a esta estrategia en la promoción de sus políticas públicas.
En el marco del décimo encuentro anual del sector energético colombiano de Acolgen, el profesor Robert Pollin de la Universidad de Massachusetts, Amherst, comentó que las inversiones en eficiencia energética y fuentes de energía limpias son una estrategia de crecimiento factible. Esta alternativa ayuda a introducir empleo y alienta la aparición de nueva inversión.
Para capitalizar estos beneficios, es importante empezar por promover una transición ordenada hacia la participación de elementos que promuevan una economía más competitiva y amigable con el medio ambiente. Además, se necesitan cambios estructurales en los mercados de energía para poder aprovechar mejor las virtudes de estas tecnologías verdes.
El país tiene todos los recursos, tanto humanos como naturales, para alcanzar los beneficios asociados al crecimiento verde.