Respetado Profesor Antanas:
Violando el principio paterno de preferir ser un ciudadano anónimo que un bellaco conocido, le escribo para felicitar su determinación de aspirar al congreso de este país, institución que -como verdad sabida y reconocida- es la más corrupta y desprestigiada en Colombia, campeonato deshonroso en un país que abunda de instituciones de similar naturaleza.
Su condición insular de político transparente, coherente y estructurado, filósofo y matemático; diametralmente opuesto a los ejemplares de la fauna política nacional que sin profesión de conocimiento científico, humanista o apenas ético, negocian leyes, pelechan y se enriquecen en los pasillos congresionales a expensas de un pueblo que sufre necesidades ancestrales, es una valiosa opción.
El grupo de ciudadanos que estábamos decididos a votar en blanco para evitar la elección inveterada de rufianes, truhanes, negociantes, y/o simplemente políticos de "oficio" que son votados en cada elección, tenemos una valiosa alternativa en su nombre.
Aquella minoría de votantes en permanente necesidad de subsistencia y que año a año, elección tras elección, eligen a los ilustres senadores y representantes no pueden seguir haciéndole este profundo daño al país en nombre de sus urgentes necesidades y que son por otra parte, necesidades de la gran mayoría.
Es usted una valiosa opción para contrarrestar los discursos de odio que llaman a derramar la sangre de todos los colombianos que sean necesarios para alcanzar la paz cómoda y selectiva de los sepulcros. Aquella paz escudada en la churchilliana frase que prometía pelear hasta "el último francés por el triunfo británico sobre la Alemania nazi". (Casi como la no dicha pero sí inferida de: "Que caigan los pobres y soldados que sean necesarios; exceptuando de ello mi familia y los 357 escoltas que garantizan mi seguridad democrática").
Disponga usted profesor de mi concurso y de mi nombre a partir del puesto 21; y esté seguro que muchos más que rebasan ese número, haremos lo posible -sin negocios ni contratos, con imaginación y fuerza- por instaurar una manera transparente de hacer política: honorable e inteligente, audaz e incluyente.
!Hagámosle el amor a ese país decente¡
Andrés Rodríguez Ferreira
Docente universitario
