Solo así se podría calificar la actitud de los policías de tránsito, al servicio del DATT, que el fin de semana pasado "vacunaron" a unos turistas holandeses que andaban de paseo y querían conocer y disfrutar la belleza natural e histórica de esta ciudad, para lo cual alquilaron un automóvil con el fin de desplazarse hasta nuestra paradisíaca Cartagena, la capital turística de Colombia.
Según la denuncia, hecha por el mismo alcalde (e), Sergio Londoño Zurek, los mal llamados "agentes", detuvieron a los visitantes para hacerles una requisa a la bajada del puente de Pasacaballos, pero, al percatarse de que no hablaban bien el español, les exigieron el pago de una suma de 150 dólares, unos 450 mil pesos, aproximadamente, para dejarlos seguir, constituyéndose dicha conducta en el delito de extorsión, agravada por el hecho de que los supuestos delincuentes se aprovecharon de la indefensión de los visitantes al no entender estos nuestro idioma.
De no ser por la oportuna intervención del alcalde, quien había sido contactado por la propietaria del hotel donde se hospedaba la familia extranjera afectada, en la Isla de Barú, se pudieron identificar a los agentes involucrados en este nefasto suceso que nuevamente perjudica la imagen del "Corralito de Piedra" como destino turístico internacional.
En un hecho anterior, que ocurrió recientemente este año, unos pescadores de la Boquilla le cobraron a unos turistas ¡doscientos mil pesos por un plato de pescado frito con arroz blanco y patacón! En ese momento, la denuncia también surtió efecto, pero hay muchos casos que han pasado desapercibidos porque no son denunciados o porque las autoridades competentes no toman las acciones del caso, quedando en la impunidad.
Los cartageneros, raizales y adoptivos, esperamos que hechos como estos no se vuelvan a repetir y que, en caso de que sucedan, sean corregidos a tiempo.