El domingo 13 de agosto, faltando algunos minutos para las 10:00 p.m., en tanto buscaba ingresar por el costado sur a la estación de las Aguas del Sistema TransMilenio recibí un fuerte golpe en el rostro que me dejó en una situación crítica de salud. Como quedé fuera de la estación ninguno de los empleados de TransMilenio se dio por aludido para asumir su responsabilidad. Fui ayudado por algunos transeúntes, quienes me llevaron al servicio de urgencias de la clínica Colombia, la sangre que manaba de mi cara me impedía pensar con claridad sobre qué era lo que me había sucedido. En el servicio de urgencias me mantuvieron bajo observación toda esa noche y el día 14 de agosto me tomaron 16 puntos para suturarme las dos heridas que presentaba en el rostro.
No sé si se presentarán problemas de salud en un futuro, lo cual se complica mucho más ya que soy una persona sola en este mundo. Mis ingresos son extremadamente escasos y no puedo asumir ningún gasto adicional a mi manutención. Soy artista y fotógrafo y debo trabajar cada día para obtener mis ingresos. Luego de repasar una y otra vez sobre lo sucedido, entendí finalmente qué pasó. Justo en el instante en el que yo iba ingresando en la estación, muy de prisa, pues ya se acercaba la hora de cierre del sistema, el personal de seguridad de la estación al verme, bajó bruscamente la reja hasta la mitad, golpeándome en el rostro.
Ellos no deberían bajar la reja hasta que fueran las 10:00 p.m. Sin embargo, lo hacen antes y sin preocuparse de que puedan herir a alguien. Sin ninguna consideración el personal de seguridad bajó la reja propinándome un golpe contundente en el rostro. De esto existen testigos. Para colmo de males cuando los accidentes se producen por negligencia de los funcionarios del sistema todo tiende a quedar en el silencio y finalmente en el olvido. Cientos de accidentes se presentan cada día dentro del Sistema TransMilenio sin que la opinión pública se entere. Fracturas, torceduras, esguinces, magulladuras, contusiones, todo esto sucede cada día sin que nadie responda. TransMilenio acusa a los usuarios por nuestra supuesta falta de “cultura”, pero la verdad es que somos tratados como animales. A la administración y a los dueños y comerciantes de los buses solo les interesa las ganancias sin ninguna consideración por nuestro bienestar.
Creo que TransMilenio debe responder por los daños que les ocasionan a los usuarios y que la ciudad igual merece conocer las estadísticas de accidentalidad y de lesiones dentro del Sistema, como un indicador real de bienestar de los usuarios más allá de los discursos y las acusaciones desde los despachos públicos.
Les dejo las imágenes de mi rostro herido, la nota de ingreso a la clínica, la reja que me hirió y las manchas de sangre en el piso de la estación, que como testigas mudas de mi tragedia son pisoteadas tanto por los usuarios como por la administración. Esas manchas de sangre no solo quedarán en ese piso, también en mi corazón, de todas las brutalidades y abusos que debo vivir a diario en una ciudad, que al parecer no solo está habitada por animales, según ciertas autoridades distritales, pues así es como nos tratan, sino igualmente gobernada por ellos.
