El periodista Teddy White logró entrevistar a la viuda del Presidente Kennedy después del asesinato, trabajo que la revista Life no quiso publicar para no herir la sensibilidad de los norteamericanos. Había pasado una semana cuando White logró la conversación con Jackie en la casa de los Kennedy en Hyannis Port (Masschusetts).
“Oí esas pequeñas detonaciones. Vi como Connally [Gobernador de Texas] se agarraba los brazos… Jack se volvió y yo me volví… Todo lo que recuerdo es un edificio grisáceo enfrente. Entonces Jack se volvió … Parecía desconcertado… Entonces se desplomó hacia atrás…Pude ver cómo se le caía un pedazo de cráneo”, explicó a White con gran compostura la viuda del 35 presidente de la nación", contó Jackie.
La mujer del Presidente tenía 34 años y mostró una entereza que conmovió el mundo. No quiso, a pesar de todas las presiones, abandonar la sala del hospital Parkland donde médicos residentes intentaban revivir al Presidente herido de muerte. El médico personal de Kennedy, quien no intervino en la reanimación, defendió la presencia de Jackie, quien les dijo con firmeza: “Es mi marido; es su sangre, todo su cerebro está esparcido sobre mi”, sobre su sastre rosado Chanel. Poco antes había entregado a la enfermera jefe la “masa cerebral y un trozo de cráneo” que guardaba celosa en su mano derecha protegida por un guante que ya no era blanco, estaba manchado de sangre. Le besó los pies de su marido, “más blancos que la sabana”, le contó a White.
Jackie solo se lavó la sangre de su rostro cuando abordó el Air Force One y tuvo que ser testigo del juramento del vicepresidente Johnson como nuevo Presidente de los Estados Unidos. Le contó al periodista de Life que cada noche, antes de irse a dormir, a su esposo le gustaba escuchar discos y que su canción favorita era el final del famoso musical de Broadway ‘Camelot’, que concluía así: “No olvidemos/Que una vez existió un lugar/Que durante un breve pero brillante momento fue conocido como Camelot. Nunca volverá a haber otro Camelot”, le dijo. “Habrá otros grandes presidentes, pero jamás volverá a haber otro Camelot”.
Foto portada: The guardian