De las Farc en Colombia al Estado Islámico en Francia, una mediatización del terrorismo

De las Farc en Colombia al Estado Islámico en Francia, una mediatización del terrorismo

Una de las características que comparten las Farc y el estado islámico es la forma en la que los medios masivos de comunicación han matizado y acentuado su alcance

Por: Maribel Pinilla
agosto 08, 2017
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De las Farc en Colombia al Estado Islámico en Francia, una mediatización del terrorismo

Desde que tengo uso de razón he convivido con el terrorismo. En cada medio de comunicación , en cada emisión de noticias e incluso en cada campaña política colombiana se habla del terrorismo; pero tal vez (y por desgracia), de tanto escuchar hablar de él y de vivirlo indirectamente, el terrorismo en Colombia ha perdido su connotación y el terror que su concepto  evoca, se ha ido matizando, pues hemos aprendido a las malas a vivir con él.

Recuerdo como si fuera ayer, ese 6 de abril del 2002, en el que alguno (de los tantos y diversos) grupos subversivos puso dos carros bombas en la zona rosa de Villavicencio, justo al frente del bar donde yo debía ir a celebrar mi cumpleaños, pero que gracias a un cambio de planes no fui. Recuerdo despertarme con la noticia de que la zona estaba devastada y corrí apresurada a buscar noticas de mis amigos (pues no contábamos con las redes sociales de hoy en día) y me encontré con la noticia de que el que iba a ser mi compañero de celebración esa noche, había resultado gravemente herido y tendría que pasar varios meses hospitalizado, siguiendo cirugías de reconstrucción facial, antes de empezar a reconstruir de nuevo su vida. Lo preocupante de la historia es que en la memoria colectiva este tipo de acontecimientos no genera mucho eco, pues pasa a ser uno más, de tantos a los que ya nos acostumbramos. Pero, ¿cómo se puede uno acostumbrar al terror?

La mía es la generación que nació en guerra pero que logró la paz. Si, la misma paz que muchos atacan, en la que pocos creen, por la que otros protestan, pero la que (así algunos no quieran) nos va permitir empezar a escribir otra historia. Bueno, si los medios de comunicación y los dueños del país nos lo permiten.

Irónicamente, cuando se toma la decisión de vivir en el extranjero, en un país como Francia, pionero e insignia de la libertad y de los derechos humanos, nunca se piensa que el terror va a expresarse de nuevo, y que a pesar de llevar conviviendo con él desde siempre, ahora, lejos de Colombia y de las Farc, vas a saber lo que realmente significa y que en la mayoría de los casos, quien lo infunde es quien creemos que sólo nos está informando.

Si bien los medios masivos de comunicación son fundamentales para que la información sea pública y para democratizar y masificar su acceso, en muchas ocasiones y en todas las latitudes, sirven para reafirmar una idea, un odio, un miedo y en lugar de permitirnos tener una visión amplia y diversificada de la realidad, de lo que ocurre en nuestro entorno y que directa o indirectamente nos afecta, nos transmiten y nos infunden lo que ellos quieren, y aunque sea difícil creerlo, también nos infunden el terror. Se genera entonces la mediatización del terrorismo. No pretendo con esto hacer una apología de los grupos terroristas que acechan y laceran tanto a Colombia o a Francia, ni minimizar las acciones detestables que llevan a cabo. Me interesa, a partir de mi experiencia en los dos países, ver cómo el terror tiene más alcance por la propaganda y la difusión que se le hace, que por sus mismas consecuencias.

En Colombia, se volvió normal para todos almorzar mirando en las noticias que un nuevo atentado había cobrado X número de víctimas en cualquier zona rural del país, y como para amortiguar esa noticia que a todos debería dejarnos indignados y en la búsqueda de una solución o por lo menos de una reacción activa ciudadana, nos conformamos con la sección de farándula o de deporte donde nos indignamos por la separación de James y Daniela, o nos emocionamos por el nuevo traslado de Neymar. En Colombia, el terrorismo se transformó en algo cotidiano, en eso terrible que pasa allá, al otro lado de la pantalla y que no nos afecta más que una eliminación de la selección Colombia del mundial de fútbol. El terrorismo en Colombia ha sido mostrado con tanta frialdad y estrategia por los medios masivos de comunicación, que sólo le prestamos importancia cuando, de nuevo ellos (los Mass Media) lo utilizan para promover o deslegitimar una campaña, un candidato o una idea.

En Francia, el terrorismo es también el consentido de los Mass Media. El terror infundido por el Estado Islámico, ha tenido últimamente una cobertura y difusión más importante de la que había logrado en el pasado, sin por lo tanto ser un grupo o un movimiento nuevo. ¿Entonces por qué ahora se habla tanto de ellos? Porque el terrorismo vende, y porque es más fácil atraer la audiencia cuando se habla de ellos. Por eso nos encontramos todos, en todo el mundo, con las últimas informaciones del terrorismo en Francia. Las primeras planas de todos los periódicos y de todos los noticieros hablan de cuanto acto lleve a cabo el Estado Islámico y sin sorpresa me encuentro con gran parte de mis contactos colombianos indignados por tan atroces sucesos (similares o a veces menos terribles de los que pasan a diario en Colombia) y hasta compartiendo la bandera de Francia en el perfil de Facebook. Y no creo que esté mal solidarizarnos con lo que ocurre en el mundo. Pero,  ¿no será que estamos simplemente alimentando y promoviendo en masa la campaña de marketing que le hacen los medios al terrorismo?, ¿no será que el terror es más grande por lo que nos muestran, que por lo que realmente es?

Todas estas preguntas me han llevado a reformular lo que siempre había entendido por terrorismo e incluso a plantearme que tal vez los terroristas sean otros.

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