La situación caótica de Venezuela que es responsabilidad absoluta del engendro marxistas leninistas, con su envoltura de socialismo del siglo XXl, también conocido como castrochavismo, desde ahora tiene que ser tema de la campaña electoral para el 2018 en Colombia, sin ambigüedades ni subterfugios. Por ello, los partidos que defienden la democracia liberal deben emplazar a los movimientos de la llamada izquierda para que jueguen limpio y pongan las cartas sobre la mesa en el caso de Venezuela, pues los colombianos no deben de ser engañados con cuentos miserabilistas usados por los sectores del comunismo totalitario. Además, hay que decirlo con toda claridad, el partido o candidato que apoye en nuestro país a la dictadura de Nicolás Maduro es enemigo de la democracia y la libertad.
La fantasía comunista acerca de que existe una guerra económica contra Venezuela por parte del imperialismo es una gran mentira. Hay que preguntar, después de más 18 años de chavismo, ¿dónde está el desarrollo de las fuerzas productivas en ese país?, ¿qué paso con el aparato productivo? Esto demuestra que el socialismo que impulsa el marxismo leninismo en su aplicación práctica es un fracaso total, que lleva a las naciones a convertirse en fabricas de miseria, en donde la plutocracia comunista (nomenclatura) busca quedarse con el poder por siempre. En eso Hitler era un poco más modesto, ya que decía que el tercer Reich duraría mil años. Sin embargo, los comunistas quieren gobernar eternamente y si les toca mandar en el mismísimo infierno se le arrodillan al diablo para alcanzar sus fines.
Así las cosas, los amigos del Foro de São Paulo y los seguidores abierta o soterradamente del socialismo del siglo XXl de Nicolás Maduro, que lo digan y defiendan a la pandilla marxista de Venezuela, pero que no nos vengan con engañifas o utilicen a los llamados grandes medios de comunicación para que los periodistas que están al frente les hagan pregunticas sin ninguna profundidad ideológica o conceptual, para salirse por la tangente, como es el caso de los dirigentes de los partidos que en Colombia están afiliados al Foro de Sao Pablo (especialmente la Alianza Verde, el Polo Democrático y los progresistas de Gustavo Petro). Cabe subrayar que dicho conciliábulo internacional es el principal soporte de la dictadura de Maduro y que su fundador Luis Ignacio Lula da Silva es el padrino de la corrupción de Odebrecht que desde luego también tocó a Colombia. Por ello es pertinente que esas tres agrupaciones políticas respondan de manera diáfana por su presencia en el Foro de São Paulo. No vale la pena mencionar a los otros grupos que en Colombia están afiliados al Foro de São Paulo.
Claro que para las elecciones de 2018 habrán otros temas de palpitante actualidad que los candidatos tendrán que tratar, como el de la paz, la economía, la seguridad, la salud, la familia, pero la situación de Venezuela será de capital importancia, porque en ello se encuentra el dilema entre democracia y dictadura. La situación del hermano país tendrá profunda incidencia en la vida de los colombianos y la crisis humanitaria en la patria de Bolívar propiciada por la camarilla castrochavista le traerá vicisitudes a una buena parte de nuestra población.
A los dirigentes de la estafa criminal y burocrática del marxismo leninismo no les importa el sufrimiento de las masas, como lo estamos viendo en Venezuela, porque lo que les interesa es conservar el poder o conquistarlo mediante la violencia o el engaño que es como igualmente han actuado en Colombia. Ante esta situación hay que educar al pueblo para que no se deje llevar por cantos de sirena, advirtiendo que en un régimen comunista totalitario los que más sufren son los pobres que no tienen a dónde ir y son utilizados de herramienta para satisfacer toda la bellaquería de las élites de la nomenclatura que parasitan con la dirección del Estado; mientras que los miembros de la oligarquía, burguesía y sectores de las capas medias huyen del país, quedando completamente nítido que la dictadura comunista es ejercida en contra del proletariado.
Consolídese o no, la dictadura comunista con la patraña de la Asamblea Nacional Constituyente, necesariamente en Colombia tiene que ser tema de la campaña para el 2018 la situación venezolana, porque ahí tenemos un ejemplo que no podemos imitar, pues copiar lo del socialismo del siglo XXl de Venezuela para nuestro país sería una tragedia, en donde se conjugarían la estupidez y la ignorancia, advirtiendo que es tan miserable la condición de la nación hermana que tiene un ejército de ocupación de cerca de 15 mil cubanos quienes son los que le dan ordenes a la seguridad para reprimir las protestas, convirtiéndose Venezuela indudablemente en una colonia de la isla.
Para no caer en la trampa marxista leninista en las elecciones de 2018 del gobierno de transición que proponen las Farc, que sería un especie de Aleksandr Kérenski de 1917 en Rusia, se debe intensificar la lucha ideológica por parte de los demócratas en contra del totalitarismo comunista abierto o solapado, por ello el fracaso de la camarilla comunista en Venezuela y en otras partes del mundo en donde han gobernado, es motivo más que suficiente para que los amantes de la libertad estén en guardia frente a las acechanzas totalitarias y, vayan desenmascarando las componendas de la izquierda hirsuta que podría llevar a Colombia al envilecimiento nacional.
Entonces frente a la hecatombe a donde nos empujaría el comunismo totalitario, como último recurso y de manera realista para salvar la libertad, habría que asumir en el 2018 aquello que dice: “más vale malo conocido”.
