Desde hace un tiempo me di cuenta que tengo una capacidad que funciona como un híbrido entre virtud y defecto: puedo ponerme en los zapatos del otro. Este ejercicio por medio del diálogo me permite entender de manera fácil los fenómenos y problemas sociales, pero también me llena de indignación, impotencia y angustia.
En días pasados tuve la oportunidad de visitar Bogotá por invitación de la Red Juvenil por Colombia con el fin de participar en el lanzamiento de la plataforma social ´Todos Somos Colombia´. Junto conmigo asistieron más de 600 personas de todos los 32 departamentos de nuestro país: jóvenes, ancianos, mujeres, víctimas del conflicto, libre sexuales y partidarios de una gran convergencia por la paz con justicia social.
Me informé de manera más profunda sobre los problemas sociales de mi país, pero, fundamentalmente de Bogotá y como turista me tomo el atrevimiento de compartir con ustedes mis apreciaciones:
-Considero que sus habitantes actualmente están siendo víctimas del terrorismo económico. Es decir, las personas son exterminadas, no con bombas, motosierras o masacres masivas, sino con la privatización que se encarga de destruir poco a poco la economía, la educación, la salud, el empleo…matando así, el proyecto de vida de cada individuo; sus sueños y metas. Siendo la desesperanza y el miedo los grandes gobernantes.
-Como costeño, me sorprendió el fuerte frío al que no estoy acostumbrado, pero, mucho más ver esa gruesa línea divisoria de clases con mis propios ojos: en el suelo un ciudadano indigente soportando ese inhumano clima y a su lado las lujosas edificaciones. Al parecer para el alcalde de Bogotá progreso es sinónimo de cemento.
-La Séptima es un espacio de mucho arte, vi decenas de talentos subvalorados y artistas mendigando unas cuantas monedas. La administración le dio la espalda a la cultura.
- En la Universidad Nacional, exactamente en sus murales, sentí machismo, y no es una crítica solamente para la Nacho, sino para los movimientos estudiantiles actuales de todo el país, que se encargan de resaltar el legado de líderes masculinos y olvidan a nuestras grandes guerreras: Policarpa, Manuela Sáenz, Antonia Santos, María Cano. ¿Machismo o falta de conocimiento sobre historia nacional?
En general, el retroceso, la pobreza y riqueza extrema, el descontento social, la falta de oportunidades, un gobierno desconectado con las necesidades de la población, fueron mis percepciones. Pero, esa fue la voluntad popular. Ahora solo le queda a la ciudadanía esperar hasta el 2019 para enmendar su error haciendo la revolución, dónde y como debe ser: en las urnas; o respaldar el actual proceso de revocatoria a Enrique Peñalosa, quien según los estudiantes, vendedores ambulantes y demás personas con las que conversé es el peor alcalde en toda la historia de Bogotá.