El Tino Asprilla tiene razón
Opinión

El Tino Asprilla tiene razón

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noviembre 21, 2013
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Claro que el Tino tiene razón, todavía es prematuro decir que esta es la mejor Selección de la historia. Su generación fue a tres mundiales consecutivos, un lujo que en la era moderna de los mundiales (desde España 82 en donde el número de participantes pasó de 16 a 24) solo se lo han dado en Suramérica Argentina, Brasil y Paraguay. Le agradecemos al Tino no solo el llamado a la razón que hace con su declaración, sino el hacernos despertar los sábados en la mañana a ver sus partidos en el Parma y, por supuesto, cada uno de sus 20 goles con la selección.

Foto: La República - El Tino Asprilla tiene razón

Foto: La República

En lo que sí estamos seguros es que esta es la mejor camada de futbolistas de todos los tiempos. Que en el banco de los suplentes del partido en que Holanda y Colombia empataron a cero estuvieran los nombres de Jackson Martínez,  cuya cláusula de recesión de contrato fue avalada por el Porto en 40 millones de euros, Fredy Guarín, figura indiscutida del Inter de Milán o Balanta, joven promesa del River Plate argentino, hablan de una abundancia que nunca, en los años que llevamos amando y sufriendo este deporte, habíamos tenido.

En los meses previos al mundial de Estados Unidos, en donde nos autoproclamamos favoritos, la Selección, que en ese entonces se paseaba como un circo victorioso por los diferentes estadios del país jugando con los enguayabados conjuntos del Eintracht Frankfurt o del Bayern Munich, solo tenía a Adolfo Valencia, campeón con el equipo bávaro y a Faustino Asprilla, estrella del Parma militando en grandes equipos de Europa. El resto eran talentosas figuras del entonces exigente torneo colombiano o Rincón que era ídolo en el Palmeiras o Víctor Aristizabal que probaba suerte en el Blackburn Rovers de Inglaterra.  Pero no existía un fogueo constante que los pudiera habituar al ambiente que se podía respirar en la elite del fútbol. Eso puedo explicar las pobres actuaciones que tenía este equipo cuando jugaba con selecciones europeas o mundiales de fútbol. Apartando los amistosos de la gira de 1988 en donde se le ganó a Finlandia 3-1 en Helsinki y se empató 1-1 contra Inglaterra en Wembley, la primera Colombia de Maturana sufría cuando jugaba contra equipos del Viejo Continente. En los tres mundiales en los que participó en la década del noventa, la escuadra del Pibe disputó seis partidos contra europeos, perdió dos veces contra Rumania (3-1 en el 94, 1-0 en Francia) una vez contra Yugoslavia (1-0 en Italia) una vez contra Inglaterra (2-0 en Lyon), empate en el último minuto de Rincón contra los teutones y una victoria contra Suiza (2-0 en Estados Unidos) cuando ya no había nada que hacer para revertir el desastre. De 18 puntos, la Selección hizo cuatro. Un pobre, pobrísimo balance.

Eso sí, en el ámbito suramericano era otra cosa. Solo Brasil y Argentina podían superarnos. De resto teníamos de hijos a todos. Además de las tres clasificaciones ese equipo consiguió un tercer lugar en la Copa América del 87, 93 y  95 y un cuarto lugar en el 91. Un parangón que ha cambiado por completo ya que la Copa se juega ahora cada cuatro años y esta generación solo tuvo la oportunidad de jugarla en el 2011, cuando Perú nos sacó en cuartos de final.

Claro que Asprilla tiene razón, pero el pálpito que tenemos todos los colombianos tiene su fundamento: nosotros creemos que esta generación puede jugar mejor un Mundial que los que jugaron el Pibe,  el Tren,  Leonel o Chontico. No faltan razones para ilusionarse, este equipo tiene otra manera de mirar a las potencias;  desde que está Pékerman Colombia ha jugado con Brasil, Argentina, Holanda, Bélgica y  no solo no ha perdido sino que por momentos se ha atrevido a imponer las condiciones en la cancha. Fuimos segundos en la exigente eliminatoria que organiza la Conmebol y además se nota que los jugadores tienen la seriedad y el profesionalismo requeridos para disputar un Mundial.

Uno no ve a Falcao, a James o a Zúñiga protagonizando un escándalo, que si quedan fuera del Mundial va a ser porque se encontrarán con un equipo mejor y no porque no hayan dado todo en el terreno de juego. No pasará lo de Rincón horas antes del debut contra Rumania en el 94, siendo aconsejado por su brujo de cabecera de que no meta la pierna porque el tabaco le había dicho que se iba a fracturar el fémur, o el sitio de concentración de la selección siendo invadida por empresarios, groupies o reporteros.

No solo los jugadores han cambiado sino que también lo ha hecho la afición y el periodismo. Qué lejos estamos de ese aire triunfalista que hubo hace 18 años, nadie habla de finales, ni de copas, a pesar de que somos cabezas de serie, un privilegio que se ha ganado este equipo por merecimiento propio. El ranking de la Fifa, a pesar de lo que diga Carlos Antonio Vélez, es coherente y marca una tendencia.

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Foto: El Universal

Lo único que se pide es que se juegue un buen torneo, esto sería que se llegara a cuartos de final o que nos saque España en segunda ronda por penales, después de haber empatado a tres goles jugando un partido memorable. Entonces si le podríamos comprobar al Tino de que nuestro pálpito era cierto, que su generación pudo ser más talentosa pero que la disciplina en el fútbol actual es más importante que la magia.

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