Es una realidad innegable que los ciudadanos ya estamos cansados de transitar por la misma realidad política y social. Corruptos van y vienen con la misma frecuencia que cambia la indignación de las personas por unos y por otros. Pero, ¿acaso se soluciona el problema mostrando nuestra indignación en las redes sociales mientras le damos la espalda a las acciones concretas que puedan surgir?
A nuestra amada ciudad la carcome más la indiferencia que la corrupción, y la nefasta pero recalcitrante frase retumba sin cesar en las mentes de la ciudadanía: “¡Que roben!, pero que hagan obras”. Nada más descabellado pero acorde a la tradición política cucuteña, y no podemos juzgar duramente si conocemos de antemano que la mayoría de nuestros vecinos y conciudadanos tiene una idea apenas vaga de la transcendencia de sus decisiones políticas y del peso que ejerce su voto.
Pero transcendiendo a este sin fin de quejas y reclamos se encuentra un gran numero de personas que han decidido cruzar hacia los senderos de acción ciudadana. El joven Fermín Albeares que siendo trabajador de Aseo Urbano nos trasmitía sus comentarios sobre un desarrollo cívico, y que ahora a través de su página “Cúcuta es Noticia” incentiva el emprendimiento de pequeños negocios locales es un gran ejemplo, porque eso si mano, a los cucuteños nos sobra verraquera.
Los muchachos del Movimiento Cívico Pedagógico se han unido a esta acción consciente a través de una fuerte campaña contra la corrupción desde la educación, que, según expresan continuamente, es la base de todo desarrollo social. Ha pasado la época en la que el loco de los potes se paseaba por el parque Santander asustando a las niñas y denunciando a los ladrones de cuello blanco, hoy en día una nueva juventud deseosa de cambio se alza con fuerza en la ciudad verde de Colombia.
Y que es no es para menos, con un presupuesto aprobado por el concejo por un monto aproximado de 900.000 millones de pesos para el año 2017 no despierta menos que incertidumbre e impotencia al no saber que se hace con nuestros recursos, que valga decir, no son cualquier tochadita. Y conociendo pues que platica tenemos para hacer obras, pululan entre los ciudadanos brillantes ideas de emprendimiento y desarrollo.
Sin ir más lejos, hace más de tres años se encuentra empolvado un ambicioso proyecto para la creación de un centro cultural en Cúcuta, la Fundación Museo Medico de Norte de Santander que podría no solo generar empleo, además incentivaría nuestro atractivo turístico, crearía espacios culturales y familiares entre otros beneficios sociales y económicos, pero como no ven la forma de sacar la tajadita, nuestros ilustres gobernantes ni le han parado bolas al Dr. Álvaro Sánchez, creador de dicho proyecto.
Un intercambiador vial en la redoma de la terminal de transportes (que por cierto, la construcción de la nueva terminal se convirtió en un elefante blanco mas), la reactivación de la industria zapatera municipal, la creación de una franquicia de nuestro tradicional pastel de garbanzo, la construcción de colegios, parques ecológicos, estructuras viales entre otras muchas cosas hay por hacer en Cúcuta.
Toche, aquí no falta plata, aquí sobran ladrones, y de paso, sobran los indiferentes.
