Si bien es cierto que ya el asunto cansa, siento que de todas formas no puedo pasar por alto un pequeño análisis que hice a nivel personal.
Como seguidor del Barcelona desde mi niñez, por allá en la época de un tal Rivaldo y una camada de holandeses, me vine a enamorar de la '11' blaugrana que vistió "El Correcaminos"; no sería el jugador más brillante del planeta por aquel entonces, pero su perfil y su dorsal me hicieron creer que ese número y posición estaban destinados a un jugador diferente en la historia, y luego de algunos desaciertos con el pasar de los años, en 2013, Neymar me puso a dudar.
Al principio, aquel muchacho con peinado esponjoso en forma de Chow-Chow, me hizo pensar que no era más que un Robinho nuevo; ese que fantaseaba con 30 mil filigranas pero que al mínimo contacto mostraba su talento como clavadista. No obstante, me equivoqué. Como tú, como yo, como Neymar, como todos.
A este punto estamos claros que a Neymar se le compró para tomar las riendas de Messi; al mismo Neymar le explicaron eso, y aceptó. Pero es que como ser humano no piensas igual a los 21 años que a los 25, y conforme vas creciendo te vas dando cuenta que la madurez no viene sola, y junto a la de 'Ney' vino el entendimiento.
Obviando el tema de la plata y el vaivén de sinónimos a la palabra 'pesetero', Neymar no solo maduró deportivamente sino que además pudo conocerse, por fin, con su enorme potencial de primera clase. Hecho que, al sentirlo así, entendió que no sería justo para él y sus metas personales vivir a la sombra del Enano; Neymar no quiso ser Iniesta ni mucho menos Xavi; Neymar no quiere ser obrero y construir Balones de Oro para que los levante otro. Neymar quiere ser arquitecto de su propio camino, sin tener que echarse al hombro un Barcelona que luego aplaude al argentino. Como pasó en el 6-1 frente al PSG. Como ha pasado tantas veces. Una y otra vez.
Y puede que en París no logre lo que se propone, pero es que en Barcelona tampoco logrará mitigar el monopolio de La Pulga; pregúntenle a Ibrahimovic, Eto'o, Villa, Henry e incluso Alexis Sánchez. Todos ellos tuvieron que salir por no acatar la norma básica en el Barcelona de Messi: "Primero yo".
En este punto entiendo a Neymar y lo respeto; a veces en la vida hay que dar un paso hacia atrás para poder dar dos hacia adelante. ¿Quién de nosotros se atreve a salir de su zona de confort en donde lo tienes todo para empezar de cero? Y quien lo hace es admirable. Y no es su culpa, pues, una Directiva que fue a París por Verratti y regresó a casa sin Neymar... es la misma que año tras año promete grandes fichajes que al final son relleno de costal. Cada quien obtiene lo que se merece, ¡y vaya que eso sí es para analizar!
