La guerra de posiciones en favor o en contra de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en Venezuela arrecia por todos lados, también en Colombia por supuesto, donde el mismo presidente Juan Manuel Santos acaba de decir que no la reconocerá por su “origen espurio” y que por consiguiente sus resultados no los va a reconocer.
Nada raro que esta declaración venga de uno de los principales aliados de la oposición clasista y golpista que busca por todos los medios, derrocar al gobierno venezolano, legitima, mayoritaria y democráticamente elegido por el pueblo.
Espurio según la definición del diccionario Google, es aquello que es falso, ilegítimo o no auténtico. Vamos a repasar el origen de la convocatoria de la ANC, para ver si es cierto o no que es ilegítimo, quién tiene el poder legal de convocarla y qué objetivos busca.
Para ello haremos un breve repaso siguiendo lo que manda la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por supuesto, no otra Constitución, ni la de Colombia, ni la de Estados Unidos.
Y hay que hacerlo para, de paso, desenmascarar el conveniente silencio que han guardado los grandes medios de comunicación comerciales en Colombia, aliados incondicionales de la extrema derecha golpista, completamente parcializados respecto a lo que sucede en el vecino país.
¿Pero por qué guardan silencio los grandes medios de comunicación colombianos, sobre el fracaso del paro convocado por la oposición? Porque no le queda de otra después de haber estado apostando diaria y sistemáticamente a través de una matriz de opinión, por la caída del gobierno, reconocer el fracaso del paro y que la mayoría no apoya la oposición venezolana.
Les cuesta reconocer, sería también el fracaso de su estrategia mediática, que la gente no salió a las calles a protestar ni a apoyar que sigan incinerando vivos a sus hermanos en las calles, causando vandalismo, bloqueos y destrucción desde hace más de 100 días.
Por supuesto, no pueden cambiar de estrategia a un día de las elecciones, por el contrario, han arreciado la guerra sucia contra la convocatoria de la ANC y el gobierno de Maduro, insistiendo en hacer programas, debates y mucha bulla sobre lo ilegítimo y “espurio” de la convocatoria a la ANC. ¿Por qué? Demos una mirada desde la misma Constitución venezolana.
Empecemos por definir en quién descansa o reposa el poder soberano. El poder soberano descansa o reside en el pueblo intransferiblemente, es decir, que no lo puede transferir a nadie y que tampoco puede ser suplantado por otra autoridad, porque sería inconstitucional o contra la Carta norma. En el pueblo reside la soberanía de la nación y de él emana el poder público. Soberanía que ejerce de forma directa o indirecta, de acuerdo a como lo establezca la Constitución y la ley.
El artículo 5 de la Constitución venezolana, qué dice: La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público.
Luego veamos quién tiene la autoridad y potestad para convocar la ANC. Aquí repasemos dos artículos que se refieren a este tema:
El artículo 347 dice lo siguiente: El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva constitución.
El artículo 348, dice luego quién puede convocarla, cuando establece: La iniciativa de convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente podrán tomarla el presidente o presidenta de la república en Consejo de Ministros; la Asamblea Nacional, mediante acuerdo de las dos terceras partes de sus integrantes; los Concejos Municipales en cabildo, mediante el voto de las dos terceras partes de los mismos; o el quince por ciento de los electores inscritos y electoras inscritas en el Registro Civil Electoral.
Entonces está claro que el presidente Nicolás Maduro en Consejo de Ministros, sí puede convocar la Asamblea Nacional Constituyente, como lo ha hecho a partir de la autoridad que le confiere la Constitución según el artículo anterior. Como también queda claro que el presidente Juan Manuel Santos miente cuando dice que “tiene un origen espurio” o ilegítimo.
Aunque ya sabemos porque miente, no le queda de otra, hace manifiesta su postura clasista en favor de la derecha golpista y como uno de los principales aliados de los intereses de la potencia del norte, empeñada en derrocar el gobierno legítimo de Nicolás Maduro, para consolidar su dominio en la región e ir asegurando la inmensa despensa petrolera que descansa sobre el suelo venezolano.
En este tema la oligarquía colombiana está unida, para eso consistió en sus gobiernos, incluido Alvaro Uribe, Pastrana y los demás, asegurarle a Estados Unidos siete bases militares violando abiertamente la soberanía y la Constitución.
¿Ahora bien, qué busca la ANC? Veamos lo que dice el gobierno venezolano que la convoca amparado en la legitimidad que le confiere la Constitución.
En primer lugar no busca modificar la esencia de la Constitución actual, sino ampliar, agregar, e incorporar temas como:
• Ganar la paz y reafirmar los valores de la justicia a través de un diálogo nacional.
• Ampliar y perfeccionar el sistema económico de Venezuela basado en la productividad, la diversificación y de carácter integrador.
• Constitucionalizar las Misiones y Grandes Misiones creadas por la Revolución Bolivariana.
• Constitucionalizar los nuevos elementos de justicia severa en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico en todas sus formas para garantizar la seguridad y protección del pueblo.
• Constitucionalizar las comunas y consejos comunales.
• Dar espacio a nuevas formas de democracia protagónica, participativa y directa.
• Defender la soberanía nacional y rechazar el intervencionismo.
• Agregar un capítulo sobre derechos y deberes de la juventud venezolana.
• Trabajar para prevenir los efectos del cambio climático.
El sentido real de la batalla de ideas es que los conflictos se puedan dirimir por mecanismos democráticos, como se está intentando aquí con el conflicto armado de más de 50 años, que por medio del diálogo, los acuerdos y la solución política, no más por medio de la guerra, las armas salgan de la lucha política y brindar garantías para la participación en el debate y la vida pública, desde el Estado social de derecho y garantista, a quienes deponen las armas para que ejerzan un legítima oposición, esa es la esencia del acuerdo.
Es lo mismo que pide y reclama Venezuela, además que los vecinos de la región respeten sus decisiones libres y soberanas, que no se inmiscuyan en sus asuntos sino es para ayudar, no atizar más la violencia; ayudar mediando respetuosamente y sin saltarse el ordenamiento jurídico del país, como lo hizo estando vivo Hugo Chávez y como continúo Nicolás Maduro en su condición de presidentes, a que Colombia pudiera entrar en la senda del diálogo y la solución política del conflicto armado que ha desangrado por décadas a sus ciudadanos, esa buena costumbre diplomática no se puede traicionar, señor presidente Juan Manuel Santos.