Ahí estaba postrado con el peso de su abatimiento. Más que hablar con cualquier intermediario, quería entendérselas directamente con Dios. Se persignó echándo sobre sí una cruz larga y extendida. Asumió una postura beática y convincente, tan propia de los que urgen una respuesta instantánea y positiva . -¡Dios, escúchame!- dijo con voz convulsa.
Era un hombre bueno, de esos que a todo le encuentran una razón para agradecer. Estaba hecho del suficiente fervor y masoquismo para amar el fútbol y ser hincha del Atlético Huila.
- ¡Dios, necesito que me escuches !- ripostó ante un silencio evidente.
Más que inducido por la fe del hombre, Dios volteó a mirarlo movido a compasión . - ¿ Qué quieres, hijo ? - dijo Dios, acusando un carraspeo.
- ¡Dios, necesitamos que nos ayudes con el tema del estadio, nos vamos a quedar sin fútbol y en Neiva nadie responde por nada!
- Hijo, - espetó Dios con tono apacible- Ese no es asunto mío. Eso es cosa de ustedes. Bueno, lo digo por los políticos; ellos me apuestan a mí pero también al diablo. Por aquí en el cielo, difícilmente los veré.
- ¡Dios, pero tú eres Dios, y todo lo puedes! - volvió a contragolpear el hombre -.
- Dios miró a Eleuterio, -que así se llamaba el hombre - con aire de resignación . - mmmm....si hijo, pero en honor a la verdad, ese cirirí a mi también me tiene aburrido, ahora mismo me preocupan más los niños sirios, los de la Guajira y los chamos de Venezuela.
- Pero Dios, esos problemas también los crearon los políticos, ¿ahí cómo hacemos entonces?
- Hijo, tienes toda la razón, con esos voy a cuadrar caja, sobretodo con el Nicolás, pero entiéndeme: ¡los que crearon el problema del estadio son políticos colombianos, y esas son palabras mayores! Te confieso que a mí mismo me cuesta creer que mi hijo fue por ellos también al calvario. Con decirte que tengo a Pedro investigando si uno de ellos fue el que enmermeló a Pilatos y a Judas; de hecho tengo serias dudas del material con el que construyeron la Torre de Babel; igual yo los iba a arrojar, pero se les cayó antes de tiempo y nada raro que también estuvieran metidos en el negocio. Con ellos es difícil transigir. Hasta el mismo diablo se queja de ellos.
- Eleuterio , el piadoso hincha del Huila guardó un silencio crudo y profundo. Los argumentos de Dios lo habían dejado maniatado. El tiempo parecía haberse detenido. No obstante, después de batallar unos minutos con su frustración en tanto mascullaba un Padre Nuestro desprovisto de cualquier indicio de fe, el hombre volvió a la carga:
- ¡Diosito! ¿Por qué no haces que la Fiscalía o la Procuraduría le metan el diente a eso como debe ser? O acábalos juntamente con los políticos, llévatelos de paseo al Quimbo y ahógalos a todos. ¡Necesitamos que se haga justicia, Dios!
- Dios sonrío con un rictus de ironía, tomándose unos segundos para adueñarse de lo que iba a responder. Respiró profundo mientras medía cada palabra. Luego dijo: - hijo, en estos momentos no hay cama pa' tanta gente en el infierno. A no ser que los ingenieros que refaccionaron el estadio se le midan a construir otro infierno, pero francamente me asaltan dos temores: que a corto tiempo se me vaya a desplomar un muro y que aparte de eso la obra me salga con sobrecostos; eso sí..... sería un verdadero infierno.
