En el año de 1989, Jodie Foster recibe su primer Oscar de la Academia por su interpretación de Sarah Tobias en el drama judicial Acusados (1988). Esta película, basada en hechos reales, cuenta la historia de una mujer que ha tenido una vida llena de altibajos a nivel personal, emocional y psicológico, que la ha llevado en muchas ocasiones a refugiarse en el alcohol y los llamados "bares de mala muerte" (término por demás curioso). En medio de una de sus crisis particulares, acude a un bar con una amiga y en medio de la noche, alcoholizada, empieza a coquetear y a bailar con un hombre que se encuentra en el bar, este la lleva a una mesa de pinball y eventualmente, empieza a abusar de ella. Otros dos hombres se unen al acto y abusan de Sarah. Los demás, participan de forma indirecta en el destrozo de esta mujer: algunos voltean su vista, otros salen del lugar sin hacer nada y los peores, alientan a los agresores a continuar el vejamen. En algún momento, Sarah logra escapar y ahí comienza su otro calvario, el judicial. Nadie cree en Sarah y muchos le cargan la culpa y la responsabilidad de haber sido violada. Dicen que ella incitó a aquellos hombres a comportarse así y que su vida desordenada y libidinosa la hace responsable de lo ocurrido y, por tanto, no tiene derecho a quejarse o mostrarse ofendida por el trato recibido.
Año 2017. En la ciudad de Cali un grupo de policías, en un hecho que aún esta por aclarar, llevan a una mujer en estado de embriaguez a una estación en el barrio Meléndez. A la mujer, la esposan a una reja y aunque no sabemos qué ocurrió antes, alguien enciende la cámara de un celular y empieza a grabar lo que ocurre. Segundos después, otra persona grita "levantase el vestido otra vez", a lo que la mujer, luego de levantar su mano haciendo lo que conocemos como una pistola, empieza a hacerlo y en medio de los gritos y la algarabía de los presentes en el lugar, se alcanzan a escuchar un par de cosas más "me tienen esposada", "grábenlo, grábenlo". Durante el acto, la mujer sonríe en distintas oportunidades, en claro estado de alicoramiento y hace movimientos con su cuerpo prácticamente desnudo.
Nos enteramos luego de lo ocurrido porque el video se difunde en las redes sociales y plataformas de video. La mujer que aparece en el video, decide denunciar lo ocurrido frente a los medios de comunicación. Es aquí, donde esta mujer que tiene un reconocimiento local moderado se convierte en suceso nacional y motivo de comentarios y discusiones en las redes sociales. Acá es donde me quiero detener un poco para hacer una mirada de todo lo ocurrido y mostrar cómo la historia de Sarah Tobias encaja en lo acontecido hasta el momento con el caso de la mujer caleña del video.
La chica que aparece en el video es ligeramente reconocida en la ciudad como modelo y trabajadora del porrismo del equipo de fútbol América de Cali, además de haber realizado algunos desnudos para medios y revistas de alcance local. Esto ha sido utilizado por muchas personas para referirse a ella en todos los términos posibles que el machismo utiliza: "perra", "puta", "zorra", "cualquiera", y demás expresiones de alto calibre para referirse a una mujer que no le molesta usar su cuerpo y su figura para obtener un sustento para ella. Al conocerse el video, estas personas escalan sus comentarios y llegan a decir que disfruto el show, que es una "estúpida" por querer denunciar lo ocurrido y que "agradezca que no le hicieron más nada siendo que es una puta".
No es mi intención analizar el comportamiento de la chica del video, decir si estuvo bien o no lo que hizo, a fin de cuentas, como en toda comunicación parcializada solo tenemos acceso a parte de la realidad de lo ocurrido y un minuto y diecinueve segundos de video no son suficientes para entender a cabalidad que fue lo que ocurrió ahí. Sin embargo, si me interesa esta reacción, machista y desmedida, a la que han sometido a esta mujer en redes sociales por algo que nadie, excepto tal vez por los presentes en aquella estación de policía, sabe con exactitud.
Calificar a la chica con todos los adjetivos destructores que el machismo ha construido alrededor de la figura de la mujer, es desviar el debate de la ética de los servidores públicos presentes en la situación y de la responsabilidad que atañe a cualquier ciudadano de preservar la integridad y el buen nombre de otra persona. Hacer esto, además, justifica el accionar del machismo en contra de la mujer y permite que se sigan perpetuando esquemas y creencias profundas de que la mujer tiene que comportarse de cierta forma y estar dentro de los límites que el mismo machismo permite. Se perpetúan las creencias que hicieron a Sarah Tobias ser violada repetidamente, bajo las miradas impávidas de muchos y deseosas de otros.
A cuántas jóvenes y a cuántos jóvenes les estamos enviando el mensaje equivocado de que, para ser respetada y defendida como un ser humano digno de derechos, tienes que cumplir con un estándar y que, si no lo cumples, no eres merecedor de ningún tipo de respeto y consideración hacia tu integridad y tu persona. ¿Cuántas veces nos hemos puesto a pensar que es esta misma actitud hacia el mundo y hacia la vida, sea la que empuja a cientos de mujeres a tratar de encajar en un modelo machista, pero a la vez bipolar en cuanto a su moralidad y ética del cuerpo? En algún punto hay que detenerse y tratar de quebrar ese círculo que parece infinito y de nunca acabar.
Esta tal vez sea una gota más en medio del desierto de lo real, pero al menos, quedo con la convicción que sé que no estoy solo en la reivindicación de los derechos de todos y todas.
