Flora Martínez se leyó las 25 biografías más conocidas de Frida Khalo para poder construir el papel más importante de su vida. Duró años haciendo esa catedral que ahora se verá en Cúcuta y que sigue deslumbrando y llenando salas a casi un año de su estreno.
Anoche debía ser una presentación rutinaria. El monólogo se estrenó en el Teatro Cafam de Bogotá a finales de agosto del año pasado. Estuvo tan deslumbrante en esas cinco presentaciones que pasó en noviembre al Teatro Colón. No sé cuántas presentaciones tenga encima, acaso 50, pero a Flora no se le acaba la energía. El entusiasmo que le despierta el personaje sigue siendo el mismo que tenía cuando la descubrió a los 21 años en la biografía que escribió sobre la pintora el escritor Salomón Grimberg, un libro que no soltó durante meses y que la convirtió en otra feligresa más de la sacerdotisa Khalo.
La Castellana estaba lleno. Eso no siempre es un buen síntoma. Flora es un fenómeno absoluto y tiene muchísimos seguidores. Entre ellos hay maleducados que no tienen ni idea de comportarse en una sala. Se escuchaban risas a destiempo y el maldito sonido de un imbécil masticando papas Margarita mientras Flora se convierte en Frida. Porque lo que yo vi ayer fue la transformación total de una actriz en otra persona. Lo de Flora raya en la hazaña. Que difícil pintar el retrato de uno de los íconos culturales del Siglo XX sin caer en la caricatura. La sorpresa más grande fue comprobar que Flora tiene una voz desgarrada, potente, que te saca las lágrimas en el primer verso. En ese momento, hasta el insoportable mascador de choclitos, cayó en trance. Frida sufriendo el abrazo de un pedazo de hierro atravesándola, Frida llorándole al espectro de Diego Rivera, Frida emborrachándose con tequila mientras recuerda su encuentro con los surrealistas en París. Frida dándole rienda suelta a su diabólico humor que nos arranca, como un dentista desquiciado, la sonrisa de los dientes.
Nos internamos de la mano de Flora al universo de la amada pintora.
Flora Martínez se comprometió desde que su esposo, el músico José Reinoso, la convenció para que participara en el montaje que preparaba el productor mexicano Julián Gonzalez. Frida junto a José crearon la misteriosa escenografía y ella también tuvo que ver con la dramaturgia. El resultado es este acto de magia donde Flora Martínez devuelve a la vida, durante 70 minutos, a Frida Khalo.
Las funciones se pueden ver en el teatro la Castellana hasta el 11 de septiembre los martes y miércoles a las 8:30 p.m