Con 18 años Jaime Esparza comenzó como un sencillo vendedor de chance en Fontibon, un populoso barrio de Bogotá. Habia nacido en Bucaramanga pero se abrió camino en la capital, y de chance en chance terminó fundando su propio negocio cuando hace poco más de veinte años fundó la empresa de apuestas e inversiones JER ltda con las iniciales de su nombre. Ese fue el comienzo de su emporio que con el chance en Amazonas y Boyacá; luego a través de Susuerte llegó a Caldas, hasta conseguir a través del Grupo Grupo Empresarial en Línea - Gelsa controlar el chance en Bogotá, la ciudad donde más chance se vende a pesar de ser Antioquia donde más se juega. Desde hace años es socio de la concesión de SuperAstro para todo el país.
Pero no es vendiendo tiquetes de chance para jugar con los números de la lotería como se gana dinero: es con las transacciones de dinero. Esparza lo tuvo claro y se hizo socio de las redes transacionales Paga Todo y Su Red. Detrás de las apuestas se construyó un sistema capilar que alcanza apartados pueblos a donde el sistema financiero no le es rentable llegar y que por lo tanto es usado para pagar pensiones y subsidios; se traslada dinero, se pagan servicios. La verdadera mina de oro de Esparza y las nuevas generaciones de chanceros distribuida hoy en varias cabezas.
El chance es un juego único en el mundo, se remonta a hace más de ciento cincuenta años, cuando jugar no solo era prohibido, sino pecado. La iglesia y los líderes locales siendo prácticos, recurrieron a las loterias municipales para construir la parroquia o mejorar la plaza del pueblo, loterías que, por su filantrópico fin, dejaban de ser prohibidas o ilegales, pero la tarifa para participar en estas rifas era fija y muy costosa para gran parte de la población. Se inventaron entonces la forma de jugar sobre los mismos resultados de la lotería, apostando no a la totalidad del boleto sino a cifras parciales y cualquier valor. Solo hasta 1982, en el gobierno de Belisario Betancur fue aprobado por el Congreso de la República, aunque perdura una red de juego ilegal conocida comúnmente como “chance blanco”, que opera principalmente en áreas rurales de Bolívar, Sucre y Córdoba, donde quienes los controlan terminaron aliados con grupos armados ilegales,para proteger y beneficiarse del alto movimiento de efectivo que manejan.
El juego consiste en apostar el valor que se desee (y admita el operador) contrario a valores fijos o billetes pre marcados con que operan las loterías, se aceptan apuestas de una, dos, tres y hasta cuatro cifras, lo que lo hace un juego fácil de ganar. Si el número coincide, según las reglas, con el resultado del premio mayor de la lotería del departamento o juego autorizado, el jugador gana un premio en dinero, por ejemplo 5 veces lo apostado a la última cifra, o 50 a las dos últimas cifras, que normalmente sirve para completar el mercado, el arriendo o pagar los servicios.
El chance se enraizó en los estratos 1,2 y 3 como solución de necesidades cotidianas para la gente y alrededor suyo nacieron las supersticiones, números mágicos como el 1222 cada 22 de diciembre, en conmemoración de la muerte de Diomedes Díaz, con el que más de 3.000 personas ganaron el año pasado, o el número 8100 con el que compitió Mariana Pajón en Rio 2016 con el que ganaron 8.300 personas.
Ante estos casos, los chanceros se han defendido aprovechado la sistematización de venta en línea de los tiquetes para controlar los riesgos y limitar la venta de esos números cuando se incrementa su apuesta. Las protestas no esperan, pero los chanceros mandan a través de las 39 concesiones distribuidas entre 27 empresas que intenta controlar el Consejo Nacional de Juegos de Suerte y Azar - CNJSA, cuya Secretaría Técnica es ejercida por Coljuegos.
La puja cada cinco años por renovar u obtener nuevas concesiones está en mano de las presiones políticas a través del gobierno nacional y local, que se ha convertido en escenario de pre acuerdos entre los mismos operadores, corrupción e incluso violencia, en los que Emilse López, la Gata ha sido protagonista y señalada incluso de acuerdos con los paramilitares en la Costa, donde estos ejercieron control territorial . Paga 37 años de Carcel y su hijo Jorge Luis Alfonso López exalcalde de Magangé, paga 39 años de cárcel, ambos por cargos de homicidios.
Los atentados a oficinas de chance o sus empleados con fines extorsivos no son extraños en el país, en los últimos años se han presentado contra el Grupo Antioqueño de Apuestas (Gana), Gana Yá en Cartagena y sur del país, Apuestas Azar en Cali, y al mismo Esparza en marzo de 2011 cuando se movilizaba en su vehículo por Bogotá.
Se comenta que ante la pérdida de “La Gata” de Atlántico y Sucre, la zona fue “rifada” entre los actuales operadores. El 59 % de las apuestas se concentran entre Bogotá/Cundinamarca, Antioquia y Valle del Cauca, siendo San Andrés y Providencia los mayores jugadores el per-cápita del país.La competencia entre el chance legal y el ilegal es muy dura, puesto que estar dentro del sistema legal significa pagar por cada boleto vendido: 19 % de IVA, 12 % de derechos de explotación, más 1/12 % de gastos de administración a las loterías, y en caso de ganar, al jugador se le descuenta un 20 % de ganancia ocasional para premios de más de $ 1.529.232 (48 UVT). Comparando ambos modelos, de $ 1.000 apostados, al chance legal le llegan $ 703,08 y al chance ilegal $ 1.000, por lo que es difícil que desaparezca totalmente, en zonas de alta ilegalidad, los chanceros deben recurrir a estrategias comerciales para motivar apuestas, pagando hasta un 20 % más en premios. El “pay-out” o el retorno que se les devuelve a los jugadores sobre el total de apuestas realizadas, es cerca de un 50 %, el año pasado se pagaron en premios $ 920,3 mil millones de pesos.
El chance genera más de 50 mil empleos en el país, y es una importante fuente de ingresos para las regiones y el gobierno central. Los $ 1.942 mil millones de pesos en ventas del año pasado, que corresponden a un 13 % del total de lo jugado en suerte y azar en el país, le produjeron al estado $ 311 mil millones de pesos en IVA (que el año pasado fue del 16 %), $ 242,1 mil millones en derechos de explotación que fueron transferidos a los servicios de salud, y $ 29,6 mil millones en premios no reclamados que se destinan al sistema general de seguridad social en salud de los respectivos departamentos y el distrito. Dentro del total de ingreso generado por juegos de lotería tradicional y apuestas permanentes en los territorios, el chance legal representa el 78 % de los ingresos y las loterías solo el 22 %, de allí la aceptada convivencia entre ambos juegos.
Es conocida la financiación a campañas políticas que realizan las empresas del chance, con el objetivo de tener acceso a los gobiernos locales, al Congreso y al CNJSA a través de sus miembros: Ministerio de Hacienda, Ministerio de Salud, Federación Nacional de Gobernadores, Federación Nacional de Municipios y el presidente de Coljuegos. La nueva generación de chanceros, son jóvenes con estudios en las mejores universidades del país y el exterior, que prefieren la opción de competir con estrategias de mercadeo y aprovechar la ventaja estratégica de sus redes transaccionales, que moverse de forma violenta en las “zonas calientes” de la ilegalidad. Cumplen todos los requisitos contra lavados de activos y financiación del terrorismo que exige el sistema SARLAFT, de la Unidad de Información y Análisis Financiero - UIAF, a pesar de estar vigilados por el Ministerio de las Tecnologías de Información y la Comunicación y no por la Superintendencia Financiera. Es reconocido en el sector de juegos y financiero, que nadie sabe mover mejor efectivo que los chanceros, con una operación 100 % en efectivo presentan unos estados financieros más sólidos que grandes empresas como el Éxito. Aunque continúan cargando la estigmatización que representa el juego, avanzan cada vez más, en posicionarse estratégicamente gracias a sus redes.