La guerra está en las redes sociales, no solo en las balas. La guerra es profunda en los medios de comunicación y en las conversaciones cotidianas. La guerra de las palabras está por doquier. Esta guerra afecta a toda Colombia.
Me conducen a esta columna hechos actuales entre senador y periodista, participantes de reality, jugadores de fútbol y personas en su oficio. Por no nombrar otra vez cada personaje o institución. Y más allá, también sucede entre muchos muchos ciudadanos que con sus palabras sacan el odio visceral, acumulado por décadas. Aún al seno de las familias que se dividen, se dejan de hablar, ver y amar, por palabras…
Alguien me decía hoy que los seres humanos robamos la energía de los otros con nuestras actitudes agresivas. Lo creo en su totalidad. Pensamos desahogarnos, cuando al hacerlo con palabras de insulto lo que hacemos es crear un clima peor.
“Hagámonos pasito” un dicho muy antiguo,
que invita a respirar, pensar y sentir muy bien
antes de hablar (o escribir)
“Hagámonos pasito” un dicho muy antiguo, que invita a respirar, pensar y sentir muy bien antes de hablar (o escribir).
Esta es una invitación a ser constructores de paz con nuestras palabras. Es una invitación a deponer el arma de la crítica sin sentido; del juicio emitido sin saber todos los hechos; de los insultos que solo crean dolor, como las balas o las bombas.
Dicho con otras palabras célebres: “Callemos, si lo que tenemos que decir no es más bello que el silencio”.
Me permito dejar este escrito así, sin más, para propiciar la reflexión y el actuar de cada quien.
“Hagámonos pasito”, tal como queremos que los demás actúen con nosotros.