Hay cosas en la vida que llegan para quedarse, es algo misterioso, para bien o para mal, pero llegan y se quedan cambiando nuestra cotidianidad. Un ejemplo de ello es la motocicleta.
Las ciudades crecen, de manera ordenada, pero si comparamos el crecimiento de las motocicletas en las diferentes ciudades del país y del mundo son cifras tan altas que tenemos que pensar en aliarnos a este fenómeno y no declararlo enemigo, mucho más cuando ya tenemos hogares que tienen no solo una, ni dos, sino hasta tres y más motos en su casa.
La realidad es que la opinión pública tiene una mirada muy oscura y azota con calumnias a un vehículo que juega un papel importante en las comunidades pobres, que satisface las necesidades de transporte de los pueblos, que genera empleo, que es una herramienta de trabajo, una adquisición personal, crecimiento personal, es sinónimo de libertad e independencia y contribuye directamente al estado facilitando el transporte muchas personas. Hay muchas empresas que se mueven en moto, ¿qué sería de aquellas personas jurídicas que requieren hacer domicilios o prestar servicio de paquetería y correspondencia? Sin embargo, no se analiza el gran aporte de este sector que tiene un alto crecimiento y que le aporta a la economía del país. Los apóstoles gratuitos salen todos los días a mentir sobre las realidades de este medio de transporte y a crear mitos que generan miedos, temores y fobias a los clientes potenciales contra esta panacea del transporte.
La consecuencia de ello es que hay alcaldes ciegos en los temas de movilidad, que han decretado hacerle la guerra a esta solución de la locomoción de las comunidades, ¿cómo calificaríamos la moda de prohibir el parrillero hombre en muchas ciudades del país?
¿Cómo podemos calificar la medida de imponer un horario de circulación y limitar el transito de motos después de las 12 de la noche como se hace en la ciudad de Pereira? Lo anterior, dejando a los vendedores y trabajadores nocturnos en un limbo jurídico y en alto riesgo de que les hagan una orden de comparendo con inmovilización incluida. Muchos vendedores de perros, meseros, celadores, bailarines, cantantes, vendedores de rosas y otros, se mueven por la noche y no tienen con qué pagar un taxi. Eso es la demostración del escalonamiento de la guerra, una confrontación sin cuartel que sufre el pueblo colombiano. Aquí no hay Constitución que valga, no hay razones que convenzan a las autoridades, a representantes de la rama judicial y ejecutiva de todos los organismos territoriales, puesto que sus miembros están contagiados de un virus llamado "motofobia" que causa delirios, aunque muy creativos, muy perjudiciales para una maquina servicial y fiel.
A continuación redactaré las mas importantes mentiras y mitos contra la motocicleta que hacen carrera en las ciudades y en las junglas urbanas:
- Que la motocicleta es una venganza del Japón contra el mundo occidental : Lo dicen porque Estados Unidos en la segunda guerra mundial cometió uno de los crímenes de lesa humanidad más vergonzosos de la historia: tirar bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. Sin embargo, de allí que el crecimiento industrial que tuvo Japón gracias a su pujanza, energía y disciplina de trabajo se minimice únicamente en que todo ese esfuerzo de salir adelante es por vengarse del mundo occidental. Eso es una mentira del tamaño del universo, eso es falso, mucho más ahora que se fabrican y ensamblan en muchos países del mundo.
- No hay accidente sin una moto: La siniestralidad vial se tiene que atacar con educación vial, o sea, a todos los conductores de motos, carros, y otros vehículos les debemos formar para que sean mas precavidos. De allí que todos las colisiones sean culpa del motociclista es una mentira. Los conductores de los vehículos particulares son expertos en comer infracciones, no guardar distancia reglamentaria entre otras, así que no podemos asignar responsabilidades a un solo actor. Se deben exigir políticas públicas al estado, exigir que se den realmente los cursos de conducción, mejorar la señalización y la gestión de seguridad vial en las empresas, por allí podemos empezar.
- En la moto el conductor es el chasis y la carrocería del vehículo: Descubrieron el agua tibia estos cerebritos que difunden trivialidades, pues precisamente este diseño hace que sus usuarios vivan experiencias de libertad, sensaciones románticas como ir de paseo con la novia, mientras se recibe el viento y la brisa en todo el cuerpo. Es exagerado añadir a una virtud de vehículo una negativa forma de ver la realidad, porque también el ciclista, el peatón, el pasajero de algunos vehículos tienen los mismos o más riesgos que el motociclista; o sea, si conducimos respetando las normas, usando los elementos de protección personal estamos seguros de que no tendríamos muertos ni lesionados graves en la moto.
- La moto es un vehículo para llevar a toda la familia: Nada más falso, por ello tenemos altos índices de siniestralidad. El ser humano es cabeciduro y piensa que en una moto puede llevar mercancía y a todo el núcleo familiar
- La moto es para sicarios o delincuentes: El que diga esto no conoce la historia del país. Si la cosa fuera así, entonces tendríamos que prohibir la marca Toyota, porque en las épocas de la guerra del narcotráfico conocimos la narco Toyota. Lo mismo diríamos de los aviones o los barcos, en fin. Si tenemos que desaparecer un medio de transporte, una marca de vehículo o cualquier cosa de nuestras vidas, nos quedaríamos sin nada que comprar o que usar porque la delincuencia algún día o en cualquier momento los usaría.
Hacemos un llamado a toda la sociedad para que respetemos a los motociclistas en las vía, pero además convocamos a todos los motociclistas para que respetemos a los otros actores del tránsito y emprendamos el camino de la tolerancia.
Si respetamos las normas de tránsito, reduciremos el riesgo de siniestros viales, ese debe ser el compromiso de todo.