Cuando el alcalde de Cartagena desató la polémica en redes sociales acerca del "congreso porno" que se llevaría a cabo en la ciudad todo el pueblito amurallado se escandalizó. Lo anterior a tal punto que se llevó a cabo una "arrodillatón" liderada por feligreses de iglesias cristianas, probablemente mal informados.
Después de tantos ires y venires, show mediático y peleas legales, la situación supuestamente concluyó con un falló desfavorable que recibieron los organizadores del evento. Dicho fallo puso a temblar la realización del evento, mal llamado "porno". Sin embargo, pese a la negativa del distrito, arrancó el congreso Lalexpo en Cartagena.
Por eso me fui muy temprano de Barranquilla a Cartagena con el único fin de ver el desenlace de la historia, de investigar y mirar de primera mano hasta dónde llega la decadencia humano. No obstante, para desgracia de mi lengua viperina, ni porno, ni sexo, ni nada.
Y es que a decir verdad, el evento no tiene nada que ver con la industria del porno como nosotros la conocemos. No hay productoras porno presentes, no hay actrices, ni actores y mucho menos los tan famosos salones eróticos que se suelen ver en este tipo de eventos a nivel internacional, donde se pueden ver mujeres y hombres desnudos mostrando y haciendo de todo.
Al contrario, al llegar al afamado centro de eventos de Cartagena lo primero que te piden es tu ticket. Yo presenté mi entrada airosamente, luego vi la fila para reclamar mi escarapela, unas 100 personas se atravesaban en mi camino, pero milagrosamente avanzó a muy buen ritmo. Cuando al fin pude ingresar al salón principal, no vi los nombres de los principales productores porno, ni los stand de las paginas web. Lo único que observé era una abundancia de jovencitas, que parecían sacadas de portada de revista, también muchos chicos que parecían instructores de gym y personas vociferando en idioma inglés. Esto dista de la escena morbosa que el alcalde Manolito describió.
Seguí investigando, me dirigí al primer stand, me atendió una hermosa modelo de protocolo, la cual me entregó unos folletos que hablaban de la realidad del evento. Este era un congreso de modelos webcam, no de actores porno. Aunque parecen lo mismo son dos industrias que pueden ser hermanas, pero con muchas diferencias. Mientras el porno vende contenidos pregrabados, los webcam venden contenido en vivo y directo. Además, no trabajan con grandes productoras, lo hacen con páginas web que les pagan únicamente por lo que produzcan. Igualmente, la mayoría trabajan solos, no necesitan estar con alguien más para realizar su trabajo.
Por otro parte, el evento cuenta con cuatro salones más, donde se dictan capacitaciones para estas modelos y para los dueños de los estudios. Sobre los patrocinadores, cada quien impulsa su marca, que vendría a ser su sitio web. Esto lo hacen invitando a que los asistentes se registren y trabajen con ellos. Los modelos dicen ganar cientos de dólares mensuales
En resumidas cuentas, me pareció un evento muy cerrado, que solo acoge personas que tengan que ver con el medio de las webcam.
Después de decir todo esto, me quedan tres reflexiones:
- Lo bueno, el nivel de educación de los participantes. Todo estuvo organizado a muy buen nivel y mucho respeto. Podría parecer otro tipo de convención a simple vista.
- Lo malo, la forma en que esta industria pretende crecer en Colombia. Me dejó preocupado la tercerización a través de "estudios", los cuales no se rigen por ninguna norma. Además, no falta el timador que se aprovecha de nuestros adolescentes para meterlos a ese mundo con la promesa de ganar mucho dinero. Sin embargo, la realidad es que las modelos que ganan mucho dinero lo hacen porque tienen mucha preparación, lo cual no hace el modelaje en webcam una posibilidad viable para todo el mundo.
- Lo feo, las declaraciones de los dirigentes de Cartagena, quienes estaban mal informados acerca de la verdadera naturaleza del evento. También, los cristianos al inmiscuirse en un tema que no les concierne.
Lo más probable es que después de todo, el congreso de las webcams pase sin pena ni gloria.