El cinismo no tiene color ni límites. Escuchar a los “enemigos” agazapados de la paz cuestionar la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) después de haber sido ellos quienes le rindieron el más alto tributo a la impunidad con la ley 975 del 2005, choca. Les falta hablar claro y con sinceridad. Pero ellos más que nadie saben que con el lenguaje enredado y lleno de mentiras pueden seguir teniendo un mínimo de vigencia en la política, su arte es dividir para reinar y mentir para pescar en río revuelto.
Atacar la JEP acusándola de garantizar impunidad es desconocer sus objetivos, que miran hacia el lado contrario; es decir, hacia el esclarecimiento de la verdad en cuanto a los crímenes cometidos en el marco del conflicto armado, en el entendido que en el mismo no solo participaron las FARC-EP sino también miembros del gobierno y las FFMM, así como civiles (políticos, empresarios, ganaderos, etc). Todos ellos tienen una carga de culpabilidad frente a la cual deben asumir su papel en el esclarecemiento de la verdad, aplicación de la justicia y reparación de sus víctimas.
Por ejemplo, ¿cuáles son los empresarios, que según Mancuso, facilitaron el accionar de los paramilitares?, o ¿a quiénes se refería el narcoparamilitar conocido en el bajo mundo como “Don Mario” al decir que dentro de su nómina tenía a varios exintegrantes e integrantes activos de las FFMM? Les traigo a colación el relato que dio el paramilitar Robinson el 4 de agosto del 2007: “El comandante mataba a las personas, llenaba los vasos de sangre y nos obligaba a tomar eso. Les metía el cuchillo aquí (en el cuello) y chorreaba la sangre, entonces él cogía el vaso y nos lo pasaba a uno por uno. Nos decía que la sangre era para que nos diera sed y siguiéramos matando personas. A veces nos hacían tomar vasos de sangre o cuando no había carne, pues, para comer, sacábamos la de los muertos, las instrucciones eran quitarles el brazo, la cabeza, descuartizarlos vivos. Ellos salían llorando y le pedían a uno que no le fuera a hacer nada, que tenían familia…”. ¿Acaso las víctimas no tienen derecho a conocer toda la verdad sobre los móviles y beneficiarios de estos hechos? Actos como estos contaron con el beneplácito de autoridades civiles y militares, cuyo grado de participación debe ser reconocidos y juzgado en honor y por respeto no solo a las víctimas sino al país entero, es decir lograr lo que la ley de Justicia y Paz trató de echar en el olvido.
Pero los dueños de la mentira insisten en la guerra, no solo porque de ella viven sino porque temen pagar las deudas que tarde o temprano deberán pagar. El escritor uruguayo Eduardo Galeano escribía en Memoria del Fuego, como antes de asesinar al general Augusto César Sandino, el el jefe de la guardia nacional, Anastasio Somoza, no perdía tiempo en argumentar que el general de los hombres libres no había entregado todas las armas, al punto de lograr el beneplácito del embajador de EE.UU. en Managua para asesinarlo.
La JEP representa una herramienta fundamental para dar el paso hacia la paz sin impunidad, donde las víctimas serán el eje central y al final de cuentas podrán saber eso que siempre se les ha ocultado.