Actualmente en Colombia hay una estrategia de ataque contra la educación pública, esto con el objetivo de deteriorarla y así justificar la imposición de la nociva privatización.
Este ataque no solo es económico, también moral. Me voy a referir a este último, que consiste en la destrucción por medio del desprestigio. Un ejemplo de ello lo podemos ver con la Universidad Nacional, que ha sido y es víctima de los ataques por parte de los medios de comunicación pertenecientes a los grupos de familias que gobiernan nuestro país detrás del telón.
Cada vez que algún estudiante o egresado de una universidad pública comete un acto reprochable social o jurídicamente, los medios resaltan en sus titulares la procedencia de su institución de educación superior.
Fácilmente puedo mencionar las universidades donde terminaron quienes hoy se roban nuestro país, pero, esta no es una confrontación entre universidades. La batalla es mucho más trascendental: quienes defendemos la educación pública versus quienes impulsan el modelo económico que privatiza nuestros derechos.
Por lo anterior, propongo una campaña nacional en defensa de la educación pública y de solidaridad con la Universidad Nacional, bajo la consigna: Yo soy estudiante de universidad pública, no terrorista.