Se cumplió el martes 27, unas horas antes del envío de esta nota para su publicación el día viernes en Las2Orillas, el acto formal de Dejación de Armas de las Farc-EP. La zona veredal Mariana Páez estuvo congestionada desde tempranas horas por la afluencia de personas que de uno y otro lugar del país concurrieron a presenciar ese hecho histórico.
La ceremonia se transmitió en directo por la televisión a todo el país, de manera que me siento relevado del deber de escribir una crónica sobre ella. Me referiré en cambio a algunos detalles ajenos a la pantalla, como la conmovedora presencia en la zona de bebés de guerrilleros en brazos de sus padres y en el acto mismo, que constituye un inocente y claro interrogante al futuro.
Me impresionó la destreza de la tripulación de Helistar que nos recogió en helicóptero en Caño Indio. Hasta la escala en Cúcuta para recargar combustible, y luego cuando continuamos el viaje hasta Yopal, segunda escala con igual propósito, las condiciones atmosféricas nos resultaron completamente favorables. El cielo estuvo despejado por completo.
Ya en Yopal, en el hangar de espera, fuimos informados que Granada, en el Meta, se encontraba cubierto de nubes y había que esperar mientras despejaba. Al fin nos fue autorizado el despegue, con la confianza en que cuando nos correspondiera sobrevolar esa área ya no habría problema. Pero no fue así. Una hora después navegamos entre la lluvia y rodeados de niebla.
La alternativa fue regresar a Villavicencio, lo cual hicimos sin ninguna visibilidad. En cuanto el aparato descendió a muy baja altura pudimos contemplar la ciudad perfectamente. Los pilotos entonces decidieron continuar al destino manteniéndose a esa altura, que se hizo mucho menor en cuanto abandonamos el llano para penetrar en la cordillera.
Casi rasantes a los filos y con niebla espesa sobre las hélices, logramos aterrizar justo cuando comenzaba el aguacero. Nuestro calzado se embarró por completo en los pocos pasos que dimos hasta los vehículos. Desde el aire alcanzamos a ver que las obras en la zona consisten apenas en una enorme explanación en la que no se ha erigido aún la primera columna.
Los guerrilleros viven aún en sus caletas y la nota característica de toda al área es el barro. Si en Caño Indio ninguna de las edificaciones se halla en condiciones de ser ocupada, al menos ya existen y hay esperanzas. Aquí descorazona. Sin embargo vale destacar la moral de los muchachos y muchachas. Llegó la dejación y ni siquiera cuentan con instalaciones, pero no se arrugan.
Vale destacar la moral de los muchachos y muchachas.
Llegó la dejación y ni siquiera cuentan con instalaciones,
pero no se arrugan
Han comprendido que en adelante todo tendrá que ser peleado, que esa es la lucha. Hasta el contratista dudaba si la infraestructura para el escenario estaría lista para la mañana siguiente. Se dudaba que el invierno permitiera su terminación e incluso que el Presidente pudiera llegar al lugar con ese tiempo. Pero seguían adelante, así hubiera que trabajar toda la noche.
No visitaba el área del 40 Frente desde el año 2007, cuando la guerra asolaba toda esta zona. Hallé muchos conocidos a quienes saludar. Joaquín Gómez había arribado unos minutos antes que nosotros, y tras el aguacero pudieron llegar los helicópteros que transportaban a los demás miembros del Secretariado. En el comedor conocí la maestra de la vereda.
Hablaba con Joaco y lo felicitaba por la decisión de las Farc de haber apostado a la paz. Ahora vivían en tranquilidad, se habían acabado los sobrevuelos de aviones y helicópteros, los bombardeos, ametrallamientos y combates. Mientras eso pasaba a Timo lo encimaba una nube de periodistas y civiles, unos por una breve declaración y los otros por tomarse una foto con él.
La mañana del martes amaneció sin amenaza de lluvia. Por aire llegaron las últimas comitivas de la guerrilla, y por tierra muchas personas que querían asistir. Los vehículos no podían entrar hasta el lugar, quedaban enterrados en la vía. Sus ocupantes tenían que descender de ellos y hacer el camino a pie. Igual le sucedió a mucha gente de la prensa.
El acto fue sobrio, bonito y emotivo. Buena parte de las sillas quedaban expuestas al fuerte sol que apareció hacia las 10. Jean Arnault de la ONU dejó clara constancia del cumplimiento de las Farc en todas sus obligaciones sobre cese el fuego y dejación de armas. Timo expuso con franqueza los retrasos en la implementación de los acuerdos por parte del gobierno.
El discurso del Presidente brilló por su espíritu de concordia. Las interpretaciones artísticas estremecieron al público asistente. Finalizado el acto y luego de la partida de la delegación oficial, se presentó el documental de Natalia Orozco, El silencio de los fusiles, que la gente siguió atrapada de principio a fin y aplaudió con admiración. Excelente producción que hará historia.
La terminación del conflicto es un hecho, nos queda construir la paz.