Hoy las Farc dejaron las armas. Hoy se silenciaron siete mil fusiles. Y sin darle la trascendencia que merece, hoy Félix Antonio Muñoz, alias "Pastor Alape", le entregó a la misión de la ONU el arma que le regaló alias “Tirofijo”, uno de los fundadores del grupo guerrillero.
Este hecho parece no cobrar importancia para los medios de comunicación pero no hay símbolo mejor que ese para expresar que es el fin de las Farc como grupo armado.
Alias Timochenko, alias Iván Márquez, alias Pastor Alape y los demás miembros del Secretariado actual tomaron las banderas de la organización una vez fallecidos sus fundadores. Hoy alias Pastor Alape no decidió entregar un fusil Barret calibre 5.0, o un Galil calibre 7.62, como sus demás compañeros, decidió entregar precisamente el que le regaló Tirofijo. ¿Acaso no es evidente la trascendencia de este acto?... Alape no renunció a sus ideales, no renunció a las enseñanzas de Tirofijo. Renunció a las armas como medio para alcanzar sus fines y eso es lo que nos dejó el Proceso de paz de La Habana. Sencillo, ¿no?...
Es un nuevo comienzo para Colombia pero sin duda es un nuevo comienzo para las Farc. Hice énfasis en nombrar como alias a cada uno de los miembros del Secretariado porque detrás de esas comillas hay unos nombres de pila, hay una identidad. Una identidad que fue devuelta por la Registraduría al entregarles una cédula, al entregarles la ciudadanía de la que se abstuvieron durante todo este tiempo.
Debajo de ese uniforme hay un ser humano que también tiene sueños, ilusiones y metas por cumplir, por eso hoy estaban vestidos de civil.
Debajo de ese fusil que cargaron por años hubo también una espalda ampollada que sufrió los horrores de la guerra y que hoy entregarlo les quita un peso de encima. No cargarán más un fusil. Cargarán en su lugar una aguijada o cualquier otro instrumento que les permita desarrollar todo ese potencial que tienen para dar.
Nadie dice que va a ser un proceso fácil: ni para los excombatientes, ni para las víctimas, ni para los ciudadanos, pero un día como hoy es un buen comienzo para replantear el rumbo del país que queremos.
No obstante, los muros que se construyeron entre nosotros no serán derrumbados en un día o en un mes. Si duramos 53 años en guerra no es viable esperar que la paz llegue en los 4 años de un mandato presidencial… tal vez duremos 100 años más edificando sobre las ruinas, pero todo valdrá la pena si logramos respetar nuestras diferencias no sin antes acentuar aún más lo que nos une: dos océanos, un dialecto, 32 departamentos o el amarillo el azul y el rojo.
La noticia hoy no es cuántas armas entregaron las Farc. La duda del momento no es si las entregaron todas. El temor no es si volveremos a la guerra.
La noticia hoy es que, como lo dijo Timochenko, no le fallaron a Colombia. La duda del momento es si seremos capaces de darle el último adiós a la guerra y el temor es no estar a la altura del momento histórico que estamos viviendo, como lo dijo el presidente Santos en su discurso.
Cuestionarse si entregaron todas las armas es muy fácil, porque es mucho más sencillo ceder ante la desesperanza antes que mantener la ilusión encendida. Es más fácil recordar el pasado antes que lanzarse a la incertidumbre del futuro. Sin embargo, nadie está dispuesto a dar un paso hacia atrás y esa es quizás la mayor seguridad que nos ofrece el presente.
