Rodeados por el Cerro Canceles y el alto del Chocho, cerca de 3.000 habitantes del barrio El Danubio, en la comuna Villa Santana de Pereira, viven en ranchos de lona y esterilla bajo techos de zinc y sus asentamientos están localizados en zona de alto riesgo de desastres, pero se afirma que en el subsuelo hay una antigua mina de oro, de la que siempre oyeron hablar los pobladores.
Incluso, asegura la leyenda urbana, que el operario de un tractor se fugó con un tesoro que se encontró cuando realizaba movimientos de tierra para una obra pública.
Es por esto que la quebrada que bordea el barrio y que ha sido convertido en la alcantarilla del sector, se llama “La Mina”, hecho que alimenta la historia aún sin confirmar.
Desde la vía que conduce a las entrañas mismas de la comuna, se observan las casitas sembradas sobre la ladera donde los pobladores se desplazan por estrechos senderos en piedra y afirmado, como réplicas vivas de los pesebres navideños.
Según Henry Blandón, presidente de la Junta de Acción Comunal, las casas tienen precarios servicios de acueducto y electricidad, pero las empresas prestadoras no reparan los daños ni organizan el alcantarillado, aunque sí son puntuales para cobrar las facturas. Todo, porque están ubicados en zona de alto riesgo de desastres.
Aunque las restricciones para construir y mejorar las vías se mantienen, la autoridad no le pone freno a la proliferación de viviendas en el Danubio, quizás porque resulta más cómodo mirar hacia otro lado. Sin embargo, pasan los años y no los reubican.
“Lo que pedimos es que lo reubiquen todo o que lo legalicen y nos dejen vivir tranquilamente”, clama el líder comunal.
Asegura que hasta la iglesia, en su momento, los dejó solos. “Esta capilla estaba sellada cuando yo llegué aquí de presidente; la estoy utilizando como caseta de acción comunal porque no tenemos otra edificación y me tocó mandar un derecho de petición, aunque no valió, para que el señor sacerdote viniera a dar siquiera una misa en la semana”, dice Blandón, haciendo referencia a la capilla que lleva por nombre Santa Gema de Galgán”.
A El Danubio comenzaron a llegar sus pobladores hace casi 40 años. Uno de ellos, don José Darío Calderón Valencia, reside en el sector desde hace 37 años, cuando sus vecinos no pasaban de cinco familias.
“Estos terrenos los entregaron sin ningún tratamiento, estos lotes fueron entregados a $1.500 pesos, por orden del doctor Jaime Salazar Robledo (Representante a la Cámara en los años 8ª q.e.p.e), quien hizo este plan habitacional aquí para favorecer mucha gente pobre. Pero el problema es que ha sido muy olvidado por la administración municipal, porque cuando pedimos algunas cosas, eso es una rareza.
“Como primera medida, estamos pidiendo un alcantarillado, porque el que hay fue construido de cualquier manera, sin prácticas de ingeniería y sin licencia, hace unos 28 años”, recuerda don Darío.
“Esto fue tratado así, a la brusca, por unos señores dizque urbanizadores que fueron nombrados a capricho; entonces esos señores hicieron eso y luego se fueron”.
Sostiene don Darío que el alcantarillado tiene rotos y está generando problemas que ponen en riesgo las vidas de los pobladores.
“Ya en otra ocasión un derrumbe se llevó un poco de casitas, pero nadie apareció por aquí para ayudarnos”.
Lo peor, asegura, todos los días llega gente, que hace de esto un lucrativo negocio.
“Gente, agrega, que pasa a tener dos o tres ranchos para venderlos, eso ha sido un despelote horrible; aquí hay gente que tiene propiedades en el barrio El Dorado, que vienen e invaden aquí y hacen la forma de hacerse a una casita y eso lo venden, pero también estamos los que tenemos la tierrita propia, que conservamos las escrituras, pero nos dicen que no podemos mejorar y tampoco no nos dan alternativas”.
Pasan los días y los habitantes de El Danubio siguen esperando que los reubiquen o la tenencia de sus lotes, mientras tanto crece la leyenda de que bajo esta loma se esconde una antigua mina de oro, de la que un trabajador se llevó una buena tajada.