Bogotá está a años de ser el lugar en el que Fabio Andrés Olarte, autor del artículo “Bogotá, ese asqueroso hueco que aman los rolitos arribistas”, vive, o aún más del lugar en el que vivo yo que también resido en el extranjero. Cuando leí el artículo que Fabio Andrés escribió sentí una cachetada de realidad, pues para ser sinceros Bogotá es la definición viva de la palabra realidad, las realidades de los más de 8.081 millones de personas que en ella residen. Después de meditarlo bien pude caer en cuenta de que tiene toda la razón. Bogotá es un hueco, cada parte de lo que dice es cierto, aquí las razones por las que concretamos lo es:
“Una ciudad que está 2600 metros más cerca de las estrellas, aunque a dichos astros no los puedan ver, porque nuestra ciudad no soporta un miligramo más de smog”
Es totalmente cierto, la contaminación en Bogotá es alarmante. Se puede apreciar bien subiendo a la Calera, en cualquiera de los miradores se ve cómo el smog hace parte del paisaje diario en conjunto con el hermoso para algunos y horrible para otros atardecer, el cual marca la llegada al hogar del trabajo de todos los delincuentes que residen en la capital.
“No vivo en Bogotá porque no me gusta ese lugar, ni su gente que se hace la buena pero es más mala que Sadam Husein”
Como no darle la razón si cuando viví en Bogotá más de 4 veces me asaltaron siendo solo un niño. También, fui testigo cómo después de los asaltos más delincuentes se me acercaban, me ofrecían ayuda y en algunas ocasiones se atrevían a darme dinero para que pudiera llegar a mi hogar. Imagínense, delincuentes que no conocía que siendo más malos que un dictador se preocupaban por mí.
“ No hay un ser más antipático que el bogotano que, impúdicamente, anda con su cara de amargado por la Avenida Caracas o Autopista Norte día y noche”
Y es que cómo no culparlos si viven en el lugar más horrible de América Latina y no son tan afortunados de vivir en la hermosa Buenos Aires, trabajando por un mínimo y cómo no viviendo en la olla que se hace llamar Colombia.
“El clima de Bogotá, en honor a la verdad, es casi un tributo a la palabra: horrible”
Nada más horrible que estar bajo el sol tomándose un deliciosa limonada y que de algún momento a otro empiece a llover. Esto, sin mencionar cómo la lluvia puede bajar sobre el rostro de tu ser amado creando algo que solo el amor y la lluvia y el amor podrían crear, el saber que no se tiene el control sobre la naturaleza.
“Mis paisanos, quienes se creen muy inteligentes pero en realidad no son más que unos idiotas, han cometido crímenes electorales brutales”
No tengo nada que añadir en esto, aunque bueno por acá en el norte nos es que sean muy listos tampoco.
“En conclusión, paisanos, los invito a que dejen de lado ese ridículo chovinismo que les corre por la sangre y, de una vez por todas, acepten que la cloaca que es Bogotá no es ninguna maravilla”
Bogotá no es una ciudad modelo ni una maravilla tampoco, pero es el hogar de millones de personas (aunque lo quieran o no) que sí podemos hacer algo para cambiarla. Por mi parte, fue mi hogar y espero que en algún punto lo vuelva a ser, es donde he creado recuerdos y es donde mi familia vive. Tal vez solo sea un ciego, pero es mi ciudad y espero hacer todo lo posible por mejorarla, empezando por darle una segunda oportunidad, pues para crear un árbol primero hay que cavar un hueco