Dos pueblos que llevan muchas décadas en guerra en sus respectivos continentes. Una Belén es una ciudad de Palestina ubicada en la región de Cisjordania. La otra Belén es llamada Belén de Bajirá, y es un corregimiento colombiano ubicado en el municipio de Riosucio.
Ambas Belén enfrentan disputas internas y administrativas por sus territorios. Una Belén es tierra de nadie y será tierra prometida de Chocó o Antioquia, pues es disputada desde hace 16 años por ambos departamentos, la otra Belén es la tierra prometida y es disputada por Palestina e Israel.
Belén de Bajirá hoy debería tener un desarrollo enorme, pero hoy por hoy la población vive en situación de pobreza absoluta, con un porcentaje alto de necesidades básicas insatisfechas. Esta zona por muchos años fue duramente azotada y golpeada por la violencia. El conflicto armado, la desigualdad, la pobreza, el desplazamiento; todo lo anterior es lo que tiene que vivir la población civil de este corregimiento.
La otra Belén, ciudad sagrada ubicada en los montes de Judea vive aun en conflicto bélico dos mil años después de Jesús, muchas naciones del mundo han invitado a ambas partes, tanto a Israel y Palestina a una negociación de paz, pero es más fácil juntar a Moisés y al Faraón en las tiendas de Judá que pacificar a los dos pueblos, hacemos votos para que se dé un regalo de los Reyes Magos como un último y desesperado acto de fe. Por sus connotaciones religiosas es una ciudad especial para las tres grandes religiones del mundo: Judíos, musulmanes y cristianos.
El conflicto entre Israel y la mítica ciudad de palestina conllevó al Estado de Israel a levantar un muro de hormigón, es así que si José y María fueran a Belén se encontrarían con este muro de ocho metros de altura y 700 kilómetros de largo. Aunque los palestinos disponen de agua, esta es de poca calidad y no es potable, debido que Israel ejerce un férreo control del preciado líquido y les limita el consumo, la posición de Israel es que el preciado líquido le pertenece a ellos. La guerra le otorgó a Israel el agua del Golán, que es una zona que acoge una fuente de riqueza de agua potable y quien controla el agua asegura el dominio de la región.
Tampoco los palestinos tienen acceso al agua del río Jordán, a pesar que corre por su territorio, los palestinos exigen un reparto equitativo del agua disponible en la región, algo que los Israelíes se niegan a negociar. Es así que palestina debe comprar agua a Israel a los precios que este establece.
En Belén de Bajirá, el acueducto solo le llega al 25% de los habitantes, los centros de salud y educativos son insuficientes. Colombia vino a saber de Belén de Bajirá por la pugna entre Chocó y Antioquia, pues estaba en el olvido como Macondo, es un pueblo olvidado y donde el Estado tiene un paraíso de indiferencia.
La disputa de Belén de Bajirá no es un tema de regionalismos, sino que mueve interés de grupos económicos. El infortunio de Belén de Bajirá es que es rica en uranio, oro, coltán y cobre. Hay interés de grandes proyectos palmeros, hay interés de títulos mineros. Este territorio actualmente es el asiento de megaproyectos agroindustriales de palma de aceite de grupos económicos.
COLOFÓN:
Aunque todavía no se ve una luz al final del túnel, yo prefiero apostarle a una paz sostenible y resiliente en ambas Belén. Solo cuando la paz, la justicia, la igualdad tomen cimiento en este yermo de barbaridad, irracionalidad y demencia, se empezará a reconstruir la tranquilidad en estos dos pueblos.
Los perjudicados de la disputa de las dos Belén es la población civil que sienten con todo su vigor las diferencias de los pueblos. ¿Cuántas Maria?, ¿cuántas Belén?, ¿cuántos José han muerto por estas disputas territoriales? La respuesta a las tres preguntas es no más desigualdades, no más desplazamientos, no más muertes.
La invitación a Tirios y Troyanos es fumar la pipa de la paz, a la sensatez, a la serenidad y a deponer la animosidad. Como dijo Jesucristo, “La paz os dejo, la paz os doy”.
