La forma como funciona el Senado y el Congreso de la República en general, ha quedado develada no solo por el incidente con el subsecretario del Senado, Saúl Cruz, quien mintió sobre lo sucedido con Noticias Uno, sino por la historia que se ha desarrollado después. Sin beneficio de inventario, un grupo de senadores salió de inmediato lanza en ristre contra el noticiero, porque no dudaron un minuto de la veracidad de las declaraciones de Cruz y porque para algunos de ellos, este noticiero es una amenaza. Como si esto ya no fuera preocupante, la historia que siguió deja muy mal parado a nuestros padres de la patria.
Lo que hizo este noticiero al hacer público el comportamiento de este funcionario desmintiéndolo con pruebas de manera contundente, ha sido de gran valor. Por ello no puede quedarse convertido en una simple anécdota, sino que debe analizarse para demostrar las serias anomalías que demuestra. Lo primero y tal vez lo más importante es que este episodio confirma con hechos, muchas de las sospechas que se tienen sobre la forma como opera esta institución.
Una primera pregunta es quién ejerce el poder o por lo menos parte de él, en el Congreso de la Republica. Como quedó en claro, estos niveles administrativos tienen una gran capacidad de manipulación de las decisiones que allí se toman y además no tienen costos políticos, por lo cual queda en vilo la legitimidad de algunas de las disposiciones tomadas por este órgano, especialmente cuando se eligen funcionarios estatales. Pero una segunda pregunta lleva a una respuesta demoledora: ¿pero por qué sucede esto? Sin duda, porque los congresistas se lo permiten y lo más grave es que esta delegación a los niveles administrativos que hacen sin querer queriendo los padres de la patria, no es por razones de interés nacional, sino para beneficio propio. Y no de grandes cosas sino de prebendas mezquinas para lograr tener una vida más cómoda en el Congreso: mejores oficinas; mejores vehículos; y otras cosas menos santas.
Esto último quedo claramente establecido cuando la mayoría de los senadores no acompañaron a su colega Jorge Robledo, en su propuesta de destituir al subsecretario Saúl Cruz por los hechos conocidos. Desapareció la gran mayoría para que no fuera tan evidente su apoyo irrestricto a este funcionario que claramente ha desbordado sus funciones, sino que además demostró que es capaz de mentir en materia grave. Este episodio señala claramente que Cruz no ejerce una labor neutra, como debería ser, sino que apoya determinados sectores que le retribuyen sus ayudas con su respaldo.
Por el hecho en sí mismo, pero además por las deducciones que han salido abiertamente a la luz sobre la forma como Cruz ejerce sus funciones de subsecretario del Senado, es evidente que no debería continuar en el cargo y por consiguiente merece su destitución del mismo. Pero, dado lo funcional que resulta para sectores con interés claro en el Senado y por las dádivas que les concede a los senadores, permanecerá en su puesto sin que se midan las consecuencias de todo lo negativo que ha quedado en evidencia con su actuación y después de ella.
Cruz hace parte de la escuela del anterior secretario del Senado Emilio Otero
y del actual Gregorio Eljach, que requiere un serio análisis
por parte de los entes de control sobre el manejo administrativo de esta entidad
Cruz hace parte de la escuela del anterior secretario del Senado Emilio Otero y del actual Gregorio Eljach, que requiere un serio análisis por parte de los entes de control sobre el manejo administrativo de esta entidad. Difícil entender cómo con rumores de abuso de poder, como compra de carros para su uso personal, al parecer más costosos que los de los miembros del Congreso, nada sucede y nadie investiga. ¿O será que en estas instituciones también hay personajes que le deben favores a quienes ejercen funciones administrativas en el Congreso de la Republica? Realmente sería el colmo.
Estamos en el país donde las mentiras no se censuran, sino que se alaban y este caso demuestra claramente, cómo ciertos sectores del país están abiertamente decididos a usar todas las formas de lucha, para conseguir quedarse con el poder, o por lo menos salirse con la suya en temas trascendentales.
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