El Senado de Colombia se convirtió en el escenario de un novelón donde la víctima y victimario estaban bien definidos. La trama era apasionada y hasta hubo escenas de ‘extrema violencia’.
Era 1 de junio y avanzaba la sesión en el Senado para la elección de la nueva magistrada, cuando a las afueras del capitolio se desarrollaba la denuncia de una presunta agresión contra el subsecretario del Senado, Saúl Cruz, por parte de un camarógrafo de Noticias Uno.
Los primeros comentarios apuntaban a que un periodista se atrevió a romper con los protocolos para darle un nuevo uso a su cámara, y encajarla en la cara del subsecretario. Hasta la policía se hizo presente, pero en las grabaciones no parecía ni qué hacer: esto no es usual porque los golpes suelen ir en corbata y con escolta, saludo a Vargas Lleras.
Pero ahí no quedaría todo, Cruz pediría un espacio en medio de la sesión para reportar a las demás bancadas lo que había sucedido. Su voz se escuchaba entrecortada, lo agobiaba la confusión y no sabía por qué si él no hace daño a nadie, solo cumple su labor, así argumentó en modo de resumen.
Como era de esperarse, las voces de rechazo se pronunciaron para exigir la expulsión del medio de comunicación y hasta procesos penales o como lo dijo la senadora de Cambio Radical, Rosmary Martínez, al exigir “poner la demanda, lo golpearon, presidente [del Senado], ordeno que se haga una investigación o sino va a venir el ELN, disfrazado de doctor, y nos va a masacrar en este congreso”. La deducción de la señora Martínez es monumental, incluso raya con lo esotérico.
Un momento, todavía no se acaba este culebrón, porque había cabos sueltos que aún no encajaban con la declaración del subsecretario. Nadie lo esperaba, todo era una gran mentira al mejor estilo de los programas de entrenamiento donde las actuaciones son fundamentales para mantener la audiencia y una señora que va por los 40 da un veredicto televisivo, porque penal es dudoso.
Ahora cómo se presentaban disculpas sin perder la dignidad. Es una ventaja que los documentos por escrito hayan salvado a más de uno del escarnio público. Sin embargo, dicha carta no parece relevar la mentira que se originó e incluso que al tratar de “esquivarlo [al periodista] se presentó el contacto con la cámara, fue un hecho accidental y fortuito, no lo embestí.” Lo que salta a la vista es que fueron 2 las ocasiones en el mismo hecho. Sería adecuado ir al diccionario a verificar la definición de “accidente” o mejor de “autolesión”.
Al presidente del Senado, Mauricio Lizcano, no le quedó de otra que salir a declarar en los medios y anunciar la investigación que realizará la Procuraduría General para esclarecer los hechos.
Por ahora el subsecretario Cruz no podrá ingresar a las plenarias del Senado, y vio cómo un grupo de senadores votaban para solicitar su renuncia, pero al final no se lograron los votos necesarios. Y quién dijo que la política no da para un novelón de medio día.