Las redes sociales como Facebook son los medios de información predilectos de algunos personajes de la política nacional, incluso se han convertido en una herramienta fundamental en el proyecto ideológico de algunos partidos y movimientos políticos, incluso, es el arma más efectiva de algunos sectores de la oposición al gobierno. Pues bien, uno de esos personajes que hacen uso constante de estos medios es el exprocurador Alejandro Ordóñez, quien sorprendió a propios y extraños, con la oficialización de su precampaña presidencial. Sí, a pesar que todos esperábamos esta noticia, conservábamos la esperanza que conservara cierta cota de cordura y no lo hiciera.
Sucedió hace poco con Donald Trump en los Estados Unidos cuando mostraba altos índices de favorabilidad en las encuestas pero que nadie realmente esperaba que los estadounidenses pudieran realmente echar por la borda los pequeños logros que una nación salvajemente capitalista hubiese alcanzado en materia de seguridad social, libertades individuales, derechos humanos y hasta la protección del medio ambiente frente al cambio climático. Bueno, en Colombia sucedió exactamente igual, solo que aún no sabemos si con los mismos resultados y consecuencias, esperaría uno que no en un país medianamente razonable.
Aún no me repongo de mi primera impresión con la noticia: Alejandro Ordóñez investido con la sacralidad que le dan sus creencias y el fervor casi fanático de algunos de sus seguidores, parado en una tarima en plaza pública, y mientras espectadores desprevenidos esperan el primer discurso político de la tarde, el exobispo del ministerio público saca su camándula y comienza a rezar el rosario mientras entre bolita y bolita echa su sátira y da visos de lo que será su propuesta política, que sobra recordarla pues todos lamentablemente nos la aprendimos: xenofobia disfrazada estratégicamente de anticastrochavismo, homofobia disfrazada de ideología de género, en lo cual es secundado en los coros por la diputada Hernández de Santander.
Sus hijas y su esposa lo acompañan desde bambalinas con sendos vestidos que comienzan con cuello de tortuga y terminan en los tobillos para no provocar los pensamientos retorcidos de todos estos indios que lo siguen en su rosarino discurso. De lejos, apartándose de esta práctica católica, lo sigue su más fuerte posibilidad de alianza política y posible candidata vicepresidencial, Viviane Morales quien es secundada por Carlos Alonso Lucio, el guerrillero penitente, que se arrepintió de todos sus delitos, perdón, de todos sus pecados y ahora secuestra almas y extorsiona demonios. Algo curioso, aunque no raro en Lucio, se le ve rezando entre dientes el rosario católico y se escuda en una gorra mientras se santigua.
Al bajar Ordóñez de la tarima y tras haber invitado a la concurrida y doble moral godarria que lo acompañó en su “discurso” a una chocolatada, pide entonces que enciendan la hoguera para quemar demonios y disfrutar de las mieles de la purificación dolorosa de las almas pecaminosas presentes, comienzan a caer al suelo García Marquez, Fernando vallejo, Gonzalo Arango, Fernando González, Manuel Mejía Vallejo, incluso el gay godarrio de Gustavo Alvarez Gardeazábal, y prenden en ellos fuego para cocinar el chocolate mientras rebosan de alegría y bailan en aquelarre puritano mientras liberan al país de la oscura y violenta cultura comunista. Esta es mi visión más optimista de la realidad política de este país que, en medio del histrionismo vulgar del Subsecretario del Congreso, cuota de Ordóñez y seguidor mariano, existe la posibilidad latente de que, primero Cruz siga en su puesto en donde parece tener más poder que el mismo presidente Lizcano y segundo, que Ordóñez realmente, como ocurrió en EE.UU. sea elegido de verdad presidente de los colombianos.