En no pocas oportunidades la sociedad ha ejercido violencia contra sus semejantes, de hecho la paz mundial sigue siendo una utopía.
La violencia contra en las mayoría de los casos atenta contra la dignidad humana, todavía nos aterran las imágenes de la violencia ejercida en la Alemania Nazi contra los judíos o la violencia de las purgas estalinistas en la desaparecida unión soviética, o la aterradora violencia de grupos paramilitares y guerrilleros contra la población civil indefensa en Colombia.
A lo largo de la historia una de las formas degradantes de violencia, es la violencia pública o linchamiento, se entiende por linchamiento un acto colectivo y anónimo, que sigue a la conmoción social producida por un crimen, mediante el cual se pretende castigar a una persona que, se presume, ha infringido una norma social.
Países como Perú tienen antecedentes históricos de linchamientos, en Colombia al asesino de Jorge Eliecer Gaitán se le hizo un linchamiento, los abusadores sexuales y asesinos en serie despiertan riesgo de linchamiento por parte de la colectividad.
Pero con el advenimiento de las redes sociales un nuevo tipo de linchamiento ha tomado fuerza en el mundo y particularmente en Colombia, el linchamiento viral o mediático, consiste en la exposición de una persona en las redes sociales, bien sea porque esta persona ha cometido un delito, ha infringido una norma social, se encuentra en una situación penosa o ha sido víctima de un agresión.
La más reciente víctima de linchamiento mediático es una joven del municipio de Becerril Cesar, quien presuntamente fue encontrada con su amante en su residencia, la joven fue expuesta por su pareja y unos familiares de su pareja en un video en que se le reprocha su infidelidad conyugal, se le agrede verbal y físicamente, este vídeo grabado sin su consentimiento tiene más de medio millón de réplicas.
También se recuerda el linchamiento a que fue sometida una joven en Medellín ebria que se enfrentó a unos policías, el joven que también ebrio hizo famosa la frase: “usted no sabe quién soy yo” también fue linchada una mujer que encontró a su marido con su amante en una vía publica y hasta el vídeo de un inenarrable abuso sexual contra una menor de edad, sin ahondar en las fotos e imágenes de personas fallecidas en accidentes que sin pudor alguno y sin respeto alguno por el dolor de la familia se difunden en la selva virtual.
En distintos escenarios y por distintas causas cualquier persona puede ser víctima de esta nueva forma de violencia, el daño moral y la angustia emocional que produce la exposición de una persona en las redes sociales es inconmensurable, es más destructivo un linchamiento virtual que la violencia física, la dignidad, el respeto, la estima de la persona son pisoteadas inmisericordemente.
En Colombia la legislación penal contempla como delito el difundir y compartir este tipo de videos o imágenes no en vano la ley 1273 de 2009 adicionó el Código Penal en su artículo 269F “El que, sin estar facultado para ello, con provecho propio o de un tercero, obtenga, compile, sustraiga, ofrezca, venda, intercambie, envíe, compre, intercepte, divulgue, modifique o emplee códigos personales, datos personales contenidos en ficheros, archivos, bases de datos o medios semejantes, incurrirá en pena de prisión de cuarenta y ocho (48) a noventa y seis (96) meses y en multa de 100 a 1000 salarios mínimos legales mensuales vigentes”
Pareciera esta sanción no es suficiente y se debe pensar en crear un tipo penal autónomo con una pena más severa y que realmente se sancione a los responsables con una pena ejemplarizante, pues si bien es cierto muchos de estos videos se hacen a personas que incurren en conductas reprochables es el estado quien debe imponer el castigo, y no la sociedad a través de este tipo de violencia que destruye la valía del ser humano, que lo ridiculiza y cosifica.
El linchamiento social denota la podredumbre moral de la sociedad, pues no se sabe quién es peor, si quien graba el video o quien lo difunde sin ningún tipo de responsabilidad, el morbo, la burla y el matoneo que esto produce evidencia que la sociedad colombiana en un alto porcentaje desprecia los derechos humanos y no tiene solidaridad alguna por el prójimo.
Es urgente que se fortalezca en la fiscalía una unidad de investigación que persiga a quienes viralizan estos videos, y se proporcione un acompañamientos psiquiátrico y psicológico a sus víctimas, el linchado es una joven del caribe, pero mañana puedes ser tu hija, tu padre, un amigo, nadie está exento a caer en desgracia ante las cámaras de un teléfono celular y que se le arruine la vida.
Definitivamente en Colombia olvidamos la máxima evangélica que resume la razón de ser de los derechos fundamentales: “Así que, traten a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes”