Frisby, la receta que se impuso por la terquedad de dos pereiranos

Frisby, la receta que se impuso por la terquedad de dos pereiranos

Los esposos Hoyos Restrepo no le hicieron caso a Eduardo Robayo, el dueño de Kokorico y le apostaron al pollo apanado con el que se volvieron los reyes del mercado

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mayo 29, 2017
Frisby, la receta que se impuso por la terquedad de dos pereiranos
Foto: Revista misionpyme.com

Recién casados Alfredo Hoyos y Liliana Restrepo emprendieron su primer negocio. Inauguraron la primera pizzería en Pereira; contrataron un pizzero en Bogotá que hacia el espectáculo de lanzar al aire la masa de pizza como un platillo volador o un frisby en inglés. De allí nació el nombre del restaurante. La idea fue todo un éxito, pero mucho más lo sería la nuevo oferta en el menú: el pollo frito, un ingrediente conocido en la familia, que pasó a ser el preferido en los restaurantes Frisby en el eje cafetero hasta convertirse en la empresa con mayores ventas de pollo frito en el país.

El papá de Alfredo había llegado desde Yarumal a Pereira como un vendedor de cachivaches y pronto montó un almacén de misceláneas. En 1948 tomó rumbo a Japón a comprar juguetes donde se conseguían a buen precio por la crisis de la posguerra, pero se interesó especialmente en unas incubadoras de pollo que conoció en casa del dueño de la juguetería. Regreso con dos incubadoras que lo convirtieron en un pionero en la naciente industria avícola del país y le abrió un horizonte a su hijo.

Con un inglés aprendido en un el recién fundado instituto de inglés en Pereira Alfredo jr. viajó a completar su bachillerato en una academia militar en Georgia, Estados Unidos, donde duró poco porque terminó, por recomendación de su papa, en un pueblo  de Indiana donde además de bachillerato aprendiera avicultura moderna. Muy joven asistió a una convención avícola en Chicago en el que consiguió la representación para Colombia de algunos productos como comedores avícolas y drogas para aves. El estudio quedó atrás. Las ventas crecieron, y vio una nueva oportunidad, modernizar la venta del pollo crudo, contrató un jubilado norteamericano experto en procesadoras de pollo y fundó Pimpollo, la primera venta de pollo despresado y luego inauguró el primer asadero de pollo en Pereira, Pollo Loco y luego Avinco.

A los 29 años, en 1976, le vendió todo a Eduardo Robayo dueño de Kokoriko y con dinero pero sin oficio decidió con su esposa montar Frisby.

La idea se la ayudó a pulir su hermano quien estudiaba en la Universidad de Georgia donde conoció a un profesor experto en el apanado del pollo. Importó una máquina de cocción a presión, que no resecaba el pollo por dentro al momento del apanado y a pesar de ser advertido por sus ex ex socios de Kokoriko que el pollo frito no gustaba en Colombia, se aventuró con la nueva receta que pegó.

Después de abrir varios locales desde Cartago por el eje cafetero llegaron a Bogotá en 1987; siguieron a Medellín y hoy tienen 200 restaurantes en 35 cabeceras municipales logrando hacer de Frisby, una de las cadenas con mayor cobertura nacional, de los cuales 35 son franquicias. Los hijos trabajan en el negocio y respetan un protocolo de familia pensando en la expansión al futuro

Durante veinte años Alfredo contó con la asesoría de un profesor de la Universidad de Berkeley, experto en psicología transpersonal, ciencia que estudia el desarrollo personal y potencial humano, para trabajar con el recurso humano de Frisby. Aunque autodidacta, considera la formación de la gente de la empresa fundamental.

Liliana se ocupa de un colegio de 500 niños en Dosquebradas, en el que estudian muchos de los hijos de empleados sin descuidar Frisby, donde ha logrado que las mujeres tengan el mismo status que los hombres. De los 3.000 colaboradores directos de los cuales el 80 % es personal operativo, un 50 por ciento son mujeres, muchas de ellas jefes de área. El factor humano para los dos cuenta.

Anualmente hace recorridos por el mundo con un grupo de ocho o diez directivos de Frisby, especialmente con el chef jefe del departamento de investigación y desarrollo, para enterarse de los cambios en el sector y poder reinventar la empresa de acuerdo a las tendencias mundiales, como la nueva línea baja en calorías. Asiste desde hace más de 40 años a la convención de restaurantes de Chicago, la más grande en el mundo, y el logo-simbolo de Frisby se lo encargó nada menos que al diseñador de las mascotas para Disney y Universal.

Frisby, el rey del pollo frito en Colombia, vende más de 225 mil millones de pesos al año y compite por los primeros lugares en el ranking de restaurantes de comida rápida en el país, los planes corporativos incluyen crecer anualmente entre 15 y 20 locales e invertir cerca de $ 15.000 millones en nuevos restaurantes e innovación, a ese ritmo, esperan duplicar ventas para el 2.020. Sus fundadores, continúan fieles a su principio de no dejarse ganar por la comodidad y seguir matriculados en la zona de aventuras, abiertos a nuevas oportunidades y conocimientos para lograr que nadie lo haga como Frisby lo hace.

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