En estos días este portal publicó un artículo escrito por el profesor Rubén Maldonado sobre las declaraciones hechas por el hoy suspendido alcalde de Cartagena, Manuel Duque, sobre la inutilidad de la filosofía en la educación de los jóvenes de esa ciudad.
Las declaraciones del alcalde reflejan una opinión recurrente en el ámbito educativo contemporáneo, las humanidades deben ser expulsadas de los currículos educativos. Esto hace evidente una verdadera crisis de las humanidades en las escuelas. En el caso colombiano se ha visto cómo en los últimos años la filosofía, lo mismo se puede decir de la ética, se ha relegado a ser una sirvienta dedicada a mejorar la capacidad de comprensión lectora de los jóvenes, anulando de esta manera, todo el potencial crítico que se halla presente en el saber filosófico. Y no hablemos de las cada vez menos horas asignadas para esta asignatura en los colegios de Colombia.
Es innegable que hoy en día las humanidades están en crisis. La idea que las humanidades son inútiles refleja la concepción arraigada en la sociedad que el fin último de la educación es producir mano de obra para un mercado laboral cada vez más competitivo y exigente, un mercado que exige trabajadores capacitados en competencias laborales y no en competencias humanas. Esta misma concepción se olvida que el fin último de la educación es la formación integral del ser humano, no la sola formación para desempeñarse en lo laboral. En ultimas, la crisis de las humanidades en las escuelas refleja la crisis misma de una sociedad regida por el principio de productividad, donde es más importante el producir que el ser.